Diario del Vaticano dedica portada a agresión contra obispos en Nicaragua
Alrededor del mediodía del 9 de julio, un grupo de paramilitares y simpatizantes del régimen de Daniel Ortega ingresaron a la Basílica Menor de San Sebastián en Diriamba, y atacaron física y verbalmente al Cardenal Brenes, a Mons. Sommertag y a Mons. Báez, así como a otros sacerdotes que realizaban una visita pastoral en esta ciudad.
En el artículo titulado “Generosa mediación de los obispos en Nicaragua”, LOR resalta que a pesar de la agresión sufrida, los obispos han decidido seguir adelante con el diálogo nacional, iniciado el 16 de mayo, “porque esperan encontrar una solución pacífica a la crisis sociopolítica que sufre el país y que ha provocado al menos 320 muertos desde el pasado abril”.
LOR explica que “la agresión en Diriamba es solo el ápice de una crisis devastadora que, como subrayan muchos observadores, puede llevar al país centroamericano a la guerra civil”.
“La situación se complicó en la última semana luego que, el 7 de junio, la conferencia episcopal –encargada de mediar en el diálogo nacional– entregara personalmente al presidente Ortega una carta en la que le proponen anticipar las elecciones para el próximo marzo”.
Sin embargo, señaló LOR, el mandatario “dijo hace un par de días antes que no considera que las elecciones sean una prioridad”. Daniel Ortega es presidente de Nicaragua desde el año 2007.
Iglesia en América Latina unida a Nicaragua
Varios episcopados latinoamericanos han manifestado su solidaridad con la Iglesia en Nicaragua luego de los ataques sufridos por el cardenal y los obispos.
Los obispos de Venezuela, México, Argentina, Costa Rica, Panamá, Guatemala y Cuba han expresado su cercanía y preocupación por la crisis nicaragüense.
Mons. José Luis Azuaje, presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela (CEV), expresó su solidaridad a “todo el pueblo nicaragüense y a sus pastores, miembros de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, ante la situación de violencia que se ha generado en el país a causa de las protestas cívicas por los males que sufre el pueblo”.
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) también se solidarizó y se unió “al llamado a la comunidad internacional para colaborar en la solución de este conflicto, en esta hermana nación, para que se encuentre pronto el camino que lleva a la paz”.
Los obispos argentinos expresaron también su “profunda comunión” con los obispos nicaragüenses que “llevaban el consuelo y la fortaleza de la fe a sacerdotes y fieles víctimas de la violencia”.
“Ni el pueblo de Nicaragua ni sus pastores están solos”, afirmaron por su parte los obispos de Costa Rica, que elevaron oraciones “para que cese la represión y la paz reine en todo este hermano país”.
Los obispos de Panamá también expresaron su “más enérgico repudio y condena a los actos violentos” contra los prelados de Nicaragua. “Esta agresión irracional es una prueba de la ausencia de escuchar el clamor del pueblo, que demanda de sus autoridades un país democrático, en el que pensar distinto al otro no sea causa de persecución y represión”.
Por su parte, los obispos de Guatemala señalaron que “es lamentable e injustificable que no haya de parte de las autoridades de Gobierno la voluntad de generar las condiciones para que retorne la paz al pueblo nicaragüense. Muchas muertes se hubiera podido evitar”.
En un mensaje enviado al Cardenal Brenes, los obispos de Cuba señalaron que “estos hechos de violencia y profanación, de crímenes y abusos de poder, resultan verdaderamente denigrantes y, por ello, experimentamos el lógico sentido de fraternidad pastoral ante el momento que afrontan”.
La violencia originada por las fuerzas afines al gobierno de Nicaragua ha dejado ya más de 300 muertos.
El domingo 1 de julio y luego de haberse reunido recientemente con los obispos del país en el Vaticano, el Papa Francisco elevó sus oraciones por el “amado pueblo de Nicaragua”.
Al concluir el rezo del ángelus dominical, el Santo Padre se unió “a los esfuerzos que están realizando los obispos del país y tantas personas de buena voluntad, en su papel de mediación y de testimonio para el proceso de diálogo nacional en curso hacia el camino de la democracia”.
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