Papa Francisco pide intensificar el compromiso de la sociedad con la familia
(ACI) El Papa Francisco hizo un llamado a fortalecer la familia, por ser una institución fundamental para la Iglesia y la sociedad en la que se aprende a amar, a rezar, pero también a vivir en comunidad.
En una audiencia que concedió este viernes 25 de mayo a directivos y personal de la Comisaría de Roma y de la Dirección de Sanidad del Departamento de Seguridad Pública junto con sus familias, el Santo Padre realizó una defensa radical de la familia y de su importancia en la sociedad de hoy.
Francisco recordó que “la familia es la primera comunidad donde se enseña y se aprende a amar. Y también es el contexto privilegiado en el que se enseña y se aprende la fe, se aprende a hacer el bien”.
“Estas cosas, la fe, el amor, el hacer el bien, se aprenden solamente ‘en dialecto’, el dialecto de la familia. No se aprenden en otro idioma”, aseguró.
El Papa explicó que “la buena salud de la familia es decisiva para el futuro del mundo y de la Iglesia, considerando los múltiples retos y dificultades que hoy se presentan en la vida de cada día”.
“Efectivamente, cuando se encuentra una realidad amarga, cuando se siente el dolor, cuando irrumpe la experiencia del mal o de la violencia, es en la familia, en su comunión de vida y amor que todo se puede comprender y superar”, afirmó.
No obstante, advirtió, “la familia misma, así como toda realidad humana, está marcada por el sufrimiento”.
En este sentido, puso como ejemplo algunos casos recogidos en la Biblia sobre familias en dificultades, desde la “violencia fratricida de Caín y Abel, las peleas entre los hijos y las mujeres de Abraham, las tragedias de David, el sufrimiento de Tobías o el dolor de Job”; hasta las dificultades que sufrió la Sagrada Familia con la huida a Egipto, la muerte de Lázaro, la enfermedad de la suegra de Pedro y otros más que figuran en los Evangelios.
Pese a todo ello, en el Evangelio se muestra cómo “Jesús siempre es capaz de medirse con las personas que le imploran por su salud o que lloran desconsoladas”.
“Siguiendo el ejemplo de Jesús –continuó el Papa–, la Iglesia también, en su camino cotidiano, conoce las ansiedades y las tensiones de la familia, los conflictos de generaciones, las violencias domésticas, las dificultades económicas, la precariedad del trabajo”.
Así, la Iglesia se inspira en el Evangelio para ayudar a la familia, se deja guiar por el Espíritu Santo “para estar cerca de las familias, como compañera de viaje, sobre todo de las que atraviesan por alguna crisis o viven algún dolor, y también para indicar el destino final, donde la muerte y el dolor desaparecerán para siempre”.
“Durante el camino de la vida Jesús nunca nos abandona: Él sigue y acompaña con misericordia a todos los seres humanos, en particular a las familias, que santifica en el amor. Su presencia se manifiesta por medio de la ternura, de las caricias, del abrazo de una madre, de un padre, de un hijo. La familia es el lugar de la ternura”, aseguró.
El Papa exclamó: “¡Por favor, no perdáis nunca la ternura!”. “En esta época con falta de ternura, hay que reencontrarla, y la familia puede ayudarnos. Por esta razón, en las Escrituras, Dios se muestra Padre, así como Madre que cuida y se inclina en el gesto de acercar al seno y dar de comer”.
Asimismo, hizo hincapié en la misión de la familia de transmitir la fe. En la familia “se aprende a rezar, la oración humilde, simple y al mismo tiempo abierta hacia la esperanza, acompañada por la alegría, la alegría verdadera, que procede de una armonía entre las personas, de la belleza de estar juntos y apoyarnos el uno al otro en el camino de la vida, aunque conscientes de todos nuestros límites”.
“Una buena familia transmite también los valores civiles, educa a sentirse parte del cuerpo social, a comportarse como ciudadanos leales y honestos. Una nación no se rige si las familias no cumplen esta tarea. La primera educación cívica se recibe en la familia”, concluyó el Papa.
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