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La carta de Pascua de la hermana Prema, superiora de las misioneras de la caridad

La carta de Pascua de la hermana Prema, superiora de las misioneras de la caridad

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Mis queridos Colaboradores, miembros Activos, Enfermos y Sufrientes, Laicos Misioneros de la Caridad , miembros del movimiento Tengo Sed, Voluntarios, Feliz Pascua para vosotros, vuestras familias y personas queridas. Que la paz y la alegría del Señor Resucitado disipe toda oscuridad que pueda estar pesando en nuestras mentes y corazones.

Recientemente un joven voluntario en la Casa Madre me preguntó, “¿Dios quiere que los niños nazcan con discapacidad?” “¿Dios quiere que las personas inocentes sufran?”. Nuestros jóvenes están turbados. Cuando entran en contacto con nuestros pobres que sufren de enfermedad, pobreza, deformidad y rechazo, experimentan confusión, enfado, tristeza e impotencia. Preguntan: ¿Por qué?. El mundo sugiere a través de anuncios que el placer, la buena salud, el estado físico, la riqueza y el éxito son las fuentes de la felicidad que todos anhelamos. El sufrimiento es considerado un mal a evitar y del que deshacerse a cualquier precio, incluso si ello significa causar mayor daño a uno mismo o a otros.

Los voluntarios observan la alegría y dedicación con la que las hermanas, hermanos y padres se dan a sí mismos en servicio de los pobres, día tras día. Sus preguntas proceden de su búsqueda sincera por el significado profundo de la vida y su anhelo de saber que Dios existe y que son conocidos y amados por Él.

Quienes son agraciados con la luz de la fe creen:
-Que Dios es todopoderoso y tiene el poder de derrotar al mal.
-Que Dios es conocedor de todo y ningún mal queda escondido de Él.
-Que Dios es amor y en los misteriosos designios de Su Providencia, Él puede sacar del mal un mayor bien.
Oremos por todos aquellos que están buscando.
-Que sus corazones se abran para recibir el don de la fe, que los liberará de la preocupación por uno mismo.
-Que puedan encontrar a Dios que les acepta y les promete un verdadero e indestructible amor.
-Que puedan entrar en relación personal con Jesús para conocer y ser conocido, para amar y ser amado, para recibir su perdón y la gracia de perdonarse a sí mismos y perdonar a otros.
“Él es el único que siempre te acepta, cuando no eres aceptado por otros, incluso cuando a veces no te aceptas a ti mismo.” (Madre Teresa).

Nuestra Madre apreció la llamada de Jesús de pertenecerle y serle valioso. Ella permitió que Jesús la amara, aceptando todo, incluso el sufrimiento, de Su mano, con una gran sonrisa, porque es Jesús quien lo da, entonces es bueno. Madre acogió con entusiasmo las dificultades y privaciones como un privilegio procedente de Jesús que la besaba. La reverencia y ternura de Madre en la capilla y en el trato con los pobres testificaba su convicción de que Jesús está presente en la Eucaristía y en los pobres. Madre era tan libre que podía depender totalmente en la providencia de Dios para con todas sus necesidades. Ella se dio a sí misma alegremente en un servicio de todo corazón a los pobres, sin buscar ningún reconocimiento.

Con su vida y obra respondió a la pregunta: “¿Dios quiere que las personas inocentes sufran?”. Dios es amor y quiere que toda persona viva y se de cuenta de lo preciosa que es para Dios. Él se conmueve con cada lágrima y quiere que se torne en alegría y mayor beneficio para la persona en esta vida y en la eternidad cuando aceptamos la redención obrada por Jesús en la Cruz. La Cruz sigue siendo actualmente un escollo y una locura para el mundo, pero para aquellas personas que pertenecen a Jesús, la Cruz es la prueba del amor más grande de Dios, nuestra salvación y la promesa de felicidad eterna.

El año pasado una de nuestras hermanas estuvo aceptando valientemente el dolor causado por el cáncer. La enfermera le preguntó “¿Crees que el sufrimiento es meritorio?. Ella respondió: “Sufrir no es meritorio pero el amor con el cual sufrimos es meritorio”. Rezo porque nuestra Madre nos ayude a crecer en la íntima unión con Jesús. Él expulsará de nuestros corazones y mentes todo temor a sufrir y morir y hará que nuestras vidas, como la de Madre, testifiquen que Dios es amor y que obra todo para el bien.

El Padre Tom Uzhunnalil SDB fue secuestrado el 4 de marzo de 2016 en Yemen por los terroristas que mataron a 4 de nuestras hermanas. Fue liberado en Oman después de 557 días de cautiverio. El 26 de febrero de 2018 el Padre celebró Santa Misa en la capilla de nuestra Casa Madre, Calcuta, ante una gran concurrencia de toda la familia MC y amigos. El relato del P Tom sobre su secuestro y cautividad fue un testimonio de serena aceptación de la voluntad de Dios frente a la incertidumbre y la amenaza a su vida. Confiando amorosamente su destino a Dios, vivió día a día dedicando su tiempo a la oración, perdonando a sus secuestradores.

Rezo para que Dios os conceda a vosotros, a vuestras familias y personas queridas la gracia de regocijarse siempre en Su amor y bondad, incluso en los momentos de adversidad y sufrimiento.

Que Dios os bendiga

S. M. Prema, m.c.

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