“Todo aquel que se declare por mí ante los hombres, también el Hijo del hombre se declarará por él ante los ángeles de Dios, pero si uno me niega ante los hombres, será negado ante los ángeles de Dios”
Evangelio según S. Lucas 12, 8-12
Dijo Jesús a sus discípulos: «Todo aquel que se declare por mí ante los hombres, también el Hijo del hombre se declarará por él ante los ángeles de Dios, pero si uno me niega ante los hombres, será negado ante los ángeles de Dios. Todo el que diga una palabra contra el Hijo del hombre podrá ser perdonado, pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará. Cuando os conduzcan a las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de cómo o con qué razones os defenderéis o de lo que vais a decir, porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir».
Meditación sobre el Evangelio
Categórico Jesús: Quien dé la cara por su doctrina ante el mundo, ése verá a Jesús dar la cara por él en el cielo y en el juicio. Pero el que, pusilánime, ceda a las presiones y posponga su doctrina, sepa que en el cielo y en el juicio, declarará el Hijo del hombre que no le reconoce entre los suyos.
Es concluyente, aterradoramente concluyente, dichosísimamente concluyente. Se ha llamado aquí Hijo del hombre, aludiendo al momento solemne del juicio, donde lo designó Daniel con tal apelativo en un párrafo celebérrimo.
Para los miedosos que no dan la cara por Jesús, por su doctrina, hay perdón, porque pueden rehacerse y retornar. Pecaron contra el Hijo del hombre, desertando; no contra su Espíritu. El Hijo del hombre les perdonará su deserción y los abrazará cuando vuelvan.
En cambio para los declarados enemigos de la doctrina de Jesús no hay perdón. Se inquinan contra el Espíritu, repugnan el espíritu de su doctrina, impermeables a su verdad. Estos no volverán, porque no se reconocen malos. No volverán, porque no ya confiesan el Espíritu del Bien, Norma del bien para los hombres, Espíritu del Padre que es el de Jesús para que sea nuestro; sino que por el contrario blasfeman contra él, se burlan y lo desprecian.
No por un acto de cobardía, no por una tentación de lujuria o de lucro dejan a un lado el evangelio (eso es pecar contra el Hijo del hombre), sino porque su mentira escupe a la Verdad, su ceguera afrente a la luz, su corazón de piedra abronca al Corazón de Dios que es el Amor. Tan mal corazón no solo peca contra el Amor, sino que le niega verdad y belleza; por eso se fabrican un dios de otra manera y les produce bascas la doctrina de Jesús, su Espíritu.
Pero los que recibieren mi doctrina, no teman ni a las autoridades civiles ni a las religiosas. Cuando los conduzcan detenidos a declarar, no se preocupen de qué responderán. El Espíritu estará dentro de ellos y les pondrá las respuestas
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