“El que no está contra nosotros está a favor nuestro”
Evangelio según S. Marcos 9, 38-40
Juan dijo a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no viene con nosotros». Jesús respondió: «No se lo impidáis, porque uno que hace un milagro en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros, está a favor nuestro».
Meditación sobre el Evangelio
Juan era de carácter violento. Enérgicamente se opuso a que arrojara, el otro, demonios, en el nombre de Jesús: ¿Cómo utilizaba el nombre del Maestro, si no se enrolaba entre sus seguidores? Pero el caso era que el otro empleaba su Nombre, y los demonios le obedecían.
Acababa Jesús de enseñar que quien a Él le recibe, recibe al que le envió. Alguna duda le escarbó a Juan de si aquel individuo estaba entre los que recibían a Jesús. Sin duda se había encrespado Juan con él, y ahora retrocedía sobre su conducta a la luz de las palabras últimas del Maestro: «El primero ha de ser el último de todos».
Jesús afirmó que algún modo de recibirlo era obrar prodigios en su nombre: ¿Cómo aprovecharía su Nombre para un milagro, quien no tuviese fe en ese Nombre? No se lo prohibáis.
Es defecto de enrolados en un grupo compacto que extiende una idea, que propugna una doctrina o emplea una táctica, empeñarse en que los que igual trabajan y se empeñan, les den su nombre y con ellos se apunten. Si no lo hacen, los consideran espurios, desacreditados, no de fiar. Al paso les sale Jesús: Quien no está contra nosotros, está con nosotros; ¿no veis que trabaja en lo mismo? ¿Apuntado o no, no veis que labora con nosotros, es decir, que va tras la verdad, tras el bien y lo hace?
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