Acoger y valorar al inmigrante es practicar la misericordia, afirman en seminario
(ACI).- La vida de Fray Andrés fue la que inspiró la reflexión, tan antigua como actual, de la problemática migratoria en Chile; cuyos desafíos pasan por mejorar las políticas públicas, pero sobre todo porque los cristianos se liberen de prejuicios, acojan y valoren al hermano extranjero desde la misericordia.
Estas conclusiones se derivaron del encuentro entre distintos expositores del mundo religioso y político en el seminario “Fray Andresito, el migrante: Actualización y desafíos en el Chile de hoy” realizado el 7 de julio, en la Iglesia Recoleta franciscana (Santiago), donde se encuentra la tumba del Venerable fallecido en 1853.
Uno de los expositores del seminario, el Vicario Provincial de la Orden Franciscana en Chile, P. Isauro Covili, manifestó que “los migrantes nos interpelan”, “nos enrostran los prejuicios que tenemos” y “nos colocan en movimiento”.
El P. Covili recordó que la “historia de los pueblos son fruto de la movilidad humana” y hoy “los hermanos migrantes nos desafían a ser acogedores, respetuosos, a valorar e integrarlos desde su cultura y riqueza, no como amenaza”.
“Y creo que la respuesta es la misericordia. Porque las instituciones incorporan a las personas desde un marco jurídico, pero es necesario que sobre todo el mundo cristiano, desde la fe, nos vinculemos con ellos y seamos capaces de reconocer el rostro de Jesús, en el rostro y la vida del hermano extranjero”, agregó.
Para profundizar en esas actitudes humanas, el franciscano y doctor en Misionología de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma (Italia), P. Alberto Nahuelanca, destacó la vida migrante del Venerable Fray Andresito.
El también conocido como “humilde limosnero franciscano” nació en España y en 1832 se embarcó hacia América en una de las expediciones migratorias provocadas por la escasez de alimentos, de trabajo y las sequías. Llegó primero a Uruguay y luego se trasladó a Chile.
“Fray Andresito vivió en su tiempo el complejo y difícil camino de la migración. Vivió no solo un proceso de inserción en una nueva realidad cultural y social sino que también emprendió el difícil proceso de aprendizaje”, reflexionó el P. Nahuelanca.
“Tuvo que encontrar nuevos puntos referenciales para volver a pertenecer y generar arraigo en una nueva tierra de adopción”.
“Esta nueva pertenencia es vivida con la herencia o el patrimonio cultural y religioso que trae consigo todo migrante. Él no llega con las manos vacías a su nueva tierra y Fray Andresito es un ejemplo de esto”, indicó.
El P. Nahuelanca precisó que la dimensión migratoria de Fray Andrés “nos compromete a una acogida y hospitalidad hacia los migrantes desde una mirada bondadosa y fraterna”.
“Para hacerlos sentir no como meros objeto de una mal entendida solidaridad, sino como sujetos activos de la construcción de una nueva fraternidad universal, sin fronteras, ni muros. En el espacio humano de la Casa Común”, concluyó.
En el seminario también participaron el director nacional del Departamento de Extranjería y Migración de Chile, Rodrigo Sandoval Ducoing y el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, que expusieron sobre el trabajo y las políticas en materia migratoria
El encuentro contó con la presencia del Obispo Auxiliar de Santiago, Mons. Galo Fernández y el Vicario de la Pastoral Social y de los Trabajadores, Mons. Jorge Concha junto a más de 80 personas que trabajan con inmigrantes.
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