Premian a un sacerdote de Siria por devolverle la esperanza a su pueblo
(ACI).- El P. Ibrahim Alsabagh, sacerdote franciscano que se dedica a ayudar a los cristianos en la ciudad de Alepo, Siria, fue recientemente premiado en Europa por haber “puesto esperanza en un mundo sin esperanza”.
Este sacerdote de origen sirio recibió el premio Jan Karski Eagle 2017 el pasado 26 de junio en la ciudad de Cracovia, en Polonia.
Este premio fue instituido en el año 2000 por Jan Karski, héroe católico polaco sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial, y se entrega a quienes han demostrado un alto valor moral al entregar sus vidas al servicio de los demás.
En información enviada a ACI Prensa por la parroquia de San Francisco en Alepo, se cuenta que a fines del 2014 el P. Ibrahim optó por asumir el cargo de párroco de ese templo a pesar de que le habían ofrecido la posibilidad de viajar a Europa, donde estaría a salvo de la guerra.
En su discurso pronunciado durante la ceremonia de premiación, el Arzobispo Emérito de Cracovia, Cardenal Stanislaw Dziwisz, destacó que la decisión del P. Ibrahim de quedarse en Siria “no solo estuvo basada en su patriotismo, sino en la convicción de que como sacerdote y pastor, no podía abandonar a su rebaño necesitado”.
“Él puso su vida en peligro, consagrando su existencia al cuidado pastoral en Alepo, que aún es una ciudad siria que es bombardeada y bombardeada día y noche, donde escasea todo lo necesario para sobrevivir, donde hay falta de agua, comida, electricidad. Donde hay miedo a ser bombardeado, a los tiroteos, al encarcelamiento y la ausencia de toda esperanza para los enfermos y los moribundos”, destacó el Cardenal.
La parroquia de San Francisco, ubicada en el barrio cristiano de Azizeih, no se ha salvado de los bombardeos. El 25 de octubre de 2015, mientras el P. Ibrahim celebraba la Misa para unos 400 fieles, cayó una bomba que destruyó el techo del templo y dejó unos seis heridos.
En esa ocasión, el sacerdote aseguró que “fue el manto de la Virgen el que nos protegió”.
Desde que Alepo fue liberada del control de los terroristas en diciembre de 2016, el P. Ibrahim participa en la labor para reconstruir las casas de los cristianos que están destruidas, que está a cargo de la parroquia de San Francisco. También sigue atendiendo a los fieles para que fortalezcan su fe y construyan un futuro para Siria.
Tras recibir el premio en Cracovia, el P. Ibrahim agradeció este gesto del pueblo polaco y manifestó que este reconocimiento es “un estímulo para esta batalla por mi pueblo, en mi misión por llevar ayuda, consuelo, esperanza. También lo es para mi deber moral por hacer que el mundo conozca esta trágica situación”.
“Ser un signo de esperanza en una ciudad muerte, destruida y ‘sin un futuro’, significa sacar esperanza de la Fuente de Vida y Esperanza que es Jesucristo”, expresó y dijo que en los momentos más difíciles ha confiado en Dios “que no abandona a sus criaturas sino que las cuida con ternura para que salgan adelante”.
El P. Ibrahim indicó que el sufrimiento de Polonia durante la Segunda Guerra Mundial, que duró de 1939 a 1945, y en el gobierno del régimen comunista, que fue de 1945 a 1989, es muy similar al de los sirios, que viven en una nación que está en conflicto hace seis años.
También recordó la figura de San Juan Pablo II y afirmó que la historia de este Pontífice y del pueblo polaco “estuvieron marcados por la palabra ‘esperanza’. Ellos con su experiencia dolorosa, encontraron esperanza en la Fuente, en Jesucristo y después de muchas dificultadas pudieron ser testigos de la esperanza y la ofrecieron al mundo entero”.
Por otro lado, expresó que “muchos de los sirios y sus familias han perdido todo, como Job en la Biblia, en un instante han visto el fin de sus vidas: casa, familia, salud. El 70% de las familias no tienen casa ni un refugio”.
El presbítero de 44 años concluyó su discurso agradeciendo el hecho de que al ganar este premio “la atención del mundo entero se vuelve al infierno que mis hermanos y hermanas viven en mi querido país de Siria”.
En abril de este año, el P. Ibrahim presentó en España su libro “Un instante antes del alba. Crónicas de guerra y de esperanza desde Alepo”, donde narra su cómo ha sido su vida en los últimos años del conflicto en Siria.
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