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Los obispos españoles denuncian la incoherencia del TC y la ley del aborto: es discriminatoria, ideológica y acientífica

Los obispos españoles denuncian la incoherencia del TC y la ley del aborto: es discriminatoria, ideológica y acientífica

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Los obispos españoles, a través de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida, han emitido un comunicado tras conocerse (el jueves 9 de febrero) la resolución del Tribunal Constitucional que valida la Ley del aborto aprobada en el año 2010 con el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero. La Ley Orgánica 2/2010 de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo estableció en España “el aborto libre como un derecho de la mujer” hasta la semana 14, y hasta la 22 en caso de riesgo de la vida o salud de la mujer o graves anomalías en el feto.

La nota de la CEE empieza recordando que el Tribunal Constitucional ha tardado 13 años en pronunciarse sobre el recurso contra la ley del aborto y pide ahora que se elabore un nuevo texto para desmontar por completo la inconstitucionalidad de la ley.

La decisión adoptada por mayoría (7 votos contra 4) en el Pleno del Tribunal Constitucional pone de relieve la gran incoherencia que esconde la postura de los legisladores, los gobernantes y la oposición en España.

Si la ley se entiende como constitucional por completo, el aborto se podrá entender como un derecho, “declarando constitucional que haya seres humanos que no tienen derechos, y avalando de este modo una ley ideológica, anticientífica y que promueve la desigualdad”:

  1. Ley ideológica. Esta resolución permitirá determinar, en nombre del materialismo más radical, la eliminación de los seres humanos en la primera etapa de su vida. Es triste que la legislación y la política instauren un darwinismo social al servicio del neocapitalismo más salvaje, en vez de buscar el bien común y la defensa de los más débiles.
  2. Ley acientífica. Recientemente hemos afirmado en el documento ‘El Dios fiel mantiene su alianza’ que “desde la aprobación del aborto en 1985, los conocimientos sobre el ADN, las ecografías 3D, 4D y 5D permiten afirmar aún con más contundencia que negar que existe una nueva vida en el seno de una mujer embarazada desde la concepción es irracional, y afirmar que un supuesto «derecho a decidir sobre el propio cuerpo» es una falacia. Si el mundo sigue profundizando en el paradigma ecológico de los cuidados, algún día lloraremos los millones de víctimas que nunca pudieron siquiera ver la luz ni darnos su luz”.
  3. Ley que promueve la desigualdad, ya que permite que los Síndrome de Down sean abortados hasta los cinco meses y medio. De este modo, el Tribunal Constitucional, que debería ser el garante último de los derechos fundamentales, permitirá atentar contra la vida humana y contra la igualdad de todos. Ante esta decisión, queremos recordar que la vida humana es un don de Dios, de manera que nadie puede disponer de la vida de otro ser humano. “La vida humana es sagrada e inviolable en cada momento de su existencia, también en el inicial que precede al nacimiento. El hombre, desde el seno materno, pertenece a Dios que lo escruta y conoce todo, que lo forma y lo plasma con sus manos, que lo ve mientras es todavía un pequeño embrión informe y que en él entrevé el adulto de mañana, cuyos días están contados y cuya vocación está ya escrita en el «libro de la vida»” (San Juan Pablo II, Evangelium Vitae nº 61).

La nota de la Conferencia Episcopal continúa: “La historia nos enseña que cada vez que el ser humano se ha cuestionado la dignidad o el valor de ciertas vidas humanas, por distintos motivos, como por ejemplo la raza, el color de la piel o las creencias, se ha equivocado gravemente. Del mismo modo, es un lamentable error cuestionar la dignidad de la vida humana en función de la edad.

Como Iglesia, solo podemos ser voz de los sin voz, haciendo resonar el grito silencioso de tantas vidas humanas que claman desde el seno de sus madres, pidiendo justicia para que se respete su derecho a vivir. Esto no significa en ningún sentido abandonar a las mujeres que tienen problemas para seguir adelante con su embarazo. Al contrario, queremos estar a su lado, acogiéndolas y ofreciéndoles una ayuda integral. A su vez, nos dirigimos a aquellas mujeres que han abortado voluntariamente, con el deseo de recordarles que, en el rostro misericordioso de Jesús, encontrarán consuelo y esperanza.

Pedimos a las distintas administraciones que, en lugar de proclamar el derecho al aborto, promuevan iniciativas que ayuden a la mujer a vivir su maternidad, evitando ser abocada al aborto.

Como dice San Juan Pablo II en Evangelium Vitae: “el Evangelio de la vida no es exclusivamente para los creyentes: es para todos. El tema de la vida y de su defensa y promoción no es prerrogativa única de los cristianos. Aunque de la fe recibe luz y fuerza extraordinarias, pertenece a toda conciencia humana que aspira a la verdad y está atenta y preocupada por la suerte de la humanidad. En la vida hay seguramente un valor sagrado y religioso, pero de ningún modo interpela sólo a los creyentes: en efecto, se trata de un valor que cada ser humano puede comprender también a la luz de la razón y que, por tanto, afecta necesariamente a todos”.

Que Santa María interceda para que anunciemos con firmeza y amor a los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la Vida”, concluye el texto.

El número de abortos en España se mantiene en unas cifras dramáticas, en torno a cien mil al año, ahora con muchas menos mujeres embarazadas”, recuerda el organismo de la Iglesia.

La Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida está presidida por el obispo de Canarias, Mons. Mazuelos, e integrada por los obispos de Barbastro-Monzón, Mons. Pérez-Pueyo; de Calahorra y La Calzada-Logroño, Mons. Montoya Torres; el arzobispo emérito de Burgos, Mons. Gil Hellín y el obispo emérito de Alcalá de Henares, Mons. Reig Pla.

Conferencia Episcopal Española – 09/02/2023

 

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