“Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho”
Evangelio según S. Juan 15,26. 16, 4a
Dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo. Os he hablado de esto, para que no os escandalicéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho».
Meditación sobre el Evangelio
Jesús allá en el cielo le dirá al Espíritu: Ve con ellos, protégelos, fortalécelos, alúmbralos. Y el Espíritu, Suspiro que es del Padre, que es del Hijo, vendrá del corazón de ambos que suspiran. Posándose en nosotros, extiende sus alas protegiéndonos como protege un Cariño, acariciándonos como acaricia un Querer. Es el Consolador, el Defensor. No hará sonar palabras en el tímpano, encenderá la verdad en nuestro dentro. Por ser Suspiro del Padre, ama al Hijo; por ser Suspiro del Hijo, le conoce la entraña.
¡Ah!, el Hijo es la Verdad. Como conoce al Hijo-Verdad plenamente, como le ama infinitamente, es el Espíritu de la Verdad y nos da testimonio de Ella que es El: «Dará testimonio de Mí». Un conocimiento directo, no nacido de lógicas ni de sentidos ni de razón; sino nacido de Dios, y por tanto, claro, indubitable, profundo, latido y vida de nuestro ser que se va tornando celestial.
El Espíritu os servirá por dentro de prueba frente a todo el mundo. Gritarán, escribirán, demostrarán en contra vuestra. Con todo vosotros no flaquearéis, los oiréis como a los canes que ladran, como a los abejorros que zumban. Menos valen sus razones y asaltos ante la verdad que el Espíritu alumbra en vuestro interior. El Espíritu estará por mí y por mi doctrina. Vosotros también; seréis luz a la humanidad conviviendo con ella, llevándome a mí a ellos, pues conocéis mi predicación y obras desde el principio al fin.
De todo esto os he prevenido para que no tropecéis y caigáis. Enterados de antemano no os turbaréis vacilantes de si tenéis razón cuando tantos y tan insignes se aúnan contra vuestra predicación. Tan numerosa y calificada oposición os produciría un choque psicológico al que quizá no resistierais; porque desconfiados de vosotros mismos, resbalaríais a la vacilación, declinaríais de la verdad y caeríais de bruces en la hoya. Así pues, sabedlo:
Os expulsarán de los organismos religiosos y llegarán las cosas a tal extremo, que crean que la gloria de Dios lo que reclama es mataros. Tan funestos les pareceréis. De este modo pensarán, porque se han forjado un dios que no es el verdadero y adoran a un dios que es falso. Danle su nombre, pero bajo tal nombre se han fingido un dios que no es el Padre; danme a mí mi nombre, Cristo, pero bajo tal nombre han puesto un maniquí elaborado por ellos, que no soy yo. «Os harán tales cosas porque no conocieron a mí ni a mi Padre».
Conforme a su dios, es blasfemia lo que decís o desacato; conforme a su cristo falso, es escandalosa vuestra doctrina. Si conocieran lo que es el Padre, si conocieran lo que de verdad hizo y dijo Jesús, se darían cuenta de que no reproducís sino la voluntad de Dios. Culpables son de no conocer al Padre ni el Evangelio después que les he predicado. Tinieblas voluntarias que el demonio les sopló, obligándoles encima a ponerse de rodillas ante muñecos o esperpentos que apellidan Dios o Cristo. En honor de estas falsedades idólatras os matarán: «Creerán prestar un servicio a Dios».
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