Cuando el don del hijo no le es concedido al matrimonio católico, y la pareja ha agotado todos los recursos médicos legítimos para sanar la infertilidad, los esposos pueden mostrar su generosidad espiritual mediante la tutela o la adopción, o bien realizando servicios en beneficio del prójimo, ejerciendo así una preciosa fecundidad espiritual.
Una cosa es el recurso terapéutico con los medios que la Medicina ofrece para sanar la infertilidad, y otra distinta es “la pretensión de fabricar la vida”. Es importante hacer discernimiento para saber qué quiere Dios de los esposos en esta situación y no olvidar, en ningún caso que Él tiene la última palabra.
En nuestra sociedad se da la paradoja de que las administraciones públicas ponen todo tipo de trabas para adoptar y al mismo tiempo se empeñan afanosamente en regular para facilitar todo lo posible el aborto.
En el siguiente vídeo, Monseñor Munilla te explica qué dice el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica sobre esta cuestión.
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