“Llamados a ser sal y luz contra la podredumbre y la oscuridad del mundo”
En este nuevo capítulo del programa “Escenas de la vida de Jesús”, el padre Valentín Aparicio nos anima a hacer una lectura continua del Evangelio y no por “fascículos, porque hay cuestiones que se iluminan mejor”, como los mensajes escondidos en el final de las Bienaventuranzas.
Cuando Jesús predica a la multitud “vosotros sois la sal de la tierra, la luz del mundo, para que vuestra luz alumbre a los hombres”, nos está llamando a la acción, a dar ejemplo de vida y testimonio. Así que, “cuando un cristiano vive con el espíritu de las Bienaventuranzas, se convierte automáticamente en sal de la tierra y luz del mundo” y puede contribuir a cambiar las cosas.
La sal de la tierra
“Basta una pizca de sal para que la comida sepa distinta”. La sal no tiene por qué ser la mayoría, lo que domine. Así igual, cada uno en su medida tiene el poder de transformarlo todo.
Pero, además, la sal preserva de la corrupción. El mundo tiene aroma a podrido y los cristianos debemos ser la fragancia de Cristo.
La luz del mundo
El primer y último discurso de Jesús, como tantos otros hechos de su vida, suceden en lo alto de un monte, bien visible, hablando al mundo entero, sin esconderse, sin ocultarse.
Lo que ahora Jesús nos pide a los cristianos es que “seamos luz puesta en lo alto”. Hablando abiertamente y con valentía, dando testimonio al mundo.
Escucha en este nuevo capítulo de Escenas de la vida de Jesús lo que esconde el final de las Bienaventuranzas…
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