SOLO POR HOY: decálogo de la serenidad de San Juan XXIII
Hoy la Iglesia Católica conmemora a San Juan XXIII (Angelo Giuseppe Roncalli), conocido también como el Papa bueno y el Papa de la paz por promover especialmente la caridad cristiana y la unión fraterna entre pueblos. Su carácter humilde, alegre, cálido y generoso, cautivó a los fieles.
En enero de 1959 y solo 3 meses después de ser elegido Papa, con casi 77 años, anunció el XXI Concilio Ecuménico (que después sería llamado Concilio Vaticano II), el I Sínodo de la Diócesis de Roma y la revisión del Código de Derecho Canónico.
San Juan XXIII dejó un importante legado de su papado, pero cuando era joven escribió una maravillosa oración o propuesta de un código de conducta diario, llamado a ser un propósito para toda la vida: un decálogo de la serenidad que os invitamos a leer y seguir, no solo por hoy, sino cada día para ejercitar y conservar la calma, la alegría y la paz en cada circunstancia:
- Solo por hoy trataré de vivir exclusivamente al día, sin querer resolver los problemas de mi vida todos de una vez.
- Solo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto: cortés en mis maneras, no criticaré a nadie y no pretenderé criticar o disciplinar a nadie, sino a mí mismo.
- Solo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no solo en el otro mundo, sino en este también.
- Solo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten todas a mis deseos.
- Solo por hoy dedicaré diez minutos a una buena lectura; recordando que, como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.
- Solo por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie.
- Solo por hoy haré por lo menos una cosa que no deseo hacer; y si me sintiera ofendido en mis sentimientos, procuraré que nadie se entere.
- Solo por hoy me haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré cabalmente, pero lo redactaré. Y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.
- Solo por hoy creeré firmemente -aunque las circunstancias demuestren lo contrario, que la buena Providencia de Dios se ocupa de mí, como si nadie más existiera en el mundo.
- Solo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y de creer en la bondad.
Papa Juan XXIII.
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