«Amanece en Calcuta», ya está en cines: 6 vidas transformadas por la Madre Teresa
(Pablo. J. Ginés-Religión en Libertad) La Madre Teresa, Santa Teresa de Calcuta, murió en 1997, pero su obra y ejemplo no han dejado de crecer y tocar corazones. Ahora, a partir de este viernes 16 de abril, la película Amanece en Calcuta (aquí lista de cines) acerca su figura al espectador moderno, quizá también al joven que apenas la conozca, a través de 6 testimonios, cuatro de ellos españoles, que describen cómo la religiosa transformó sus vidas cotidianas y su espiritualidad.
Con ellos viajamos, durante 90 minutos, entre escenas de basureros de la India, multitudes pobres, enfermos, pero todo ello iluminado con infinitas sonrisas de niños, mayores, religiosas y la de la santa. El gran tema es el de la luz que ilumina la oscuridad, que hace “amanecer sobre Calcuta”, el sol que brilla sobre pobres y ricos, también en las calles y vertederos.
Con guion y dirección del periodista José María Zavala, y combinando fotografías y vídeos históricos con imágenes actuales de gran belleza plástica, la estructura del documental es directa, ágil y periodística. No hay narrador: los testimonios marcan el ritmo y desarrollan la historia, primero uno, luego otro… Hablan en primera persona de lo que han vivido.
Son testigos, pero también tienen la perspectiva de los años y las distancias, de cerca y de lejos, para ser también analistas: han visto hechos y han vivido frutos a largo plazo. Hay dulzura en Madre Teresa, pero también la hay en estos seis testigos, que tienen cosas serias que decir, siempre con la alegría.
Christopher Hartley: primero la conoció por fotos
El sacerdote madrileño Christopher Hartley estuvo en Calcuta cuando le faltaba un año para ser sacerdote. Enfermó de dolencias tropicales graves y pidió a la Virgen la gracia de poder decir al menos una misa. Ha celebrado misa cada día desde que se ordenó hace 38 años.
Un libro con fotos de la Madre Teresa entre los pobres fue lo que desde joven tocó su corazón: “quiero dedicarme a esto”, se dijo. En verano del 77 Hartley fue a trabajar con las calcutas de Londres. Madre Teresa pasó por allí. “Me dijo dos cosas que tengo esculpidas en el alma: ‘ama a los pobres’ y ‘sé santo’.”
“¿Cómo una mujer en sari y chancletas pudo tener tanto efecto en mí? Pero yo ya entendí entonces que había conocido a la mujer de mi vida“, recuerda. Christopher Hartley la reconoce como una madre espiritual, con dulzura y bondad, “pero con una fortaleza y una fiereza en la mirada que muchas veces asustaba”.
Y destaca una frase que puede hacer pensar a mucha gente mayor: “No es la ancianidad el final de una maternidad, sino al contrario, su última y definitiva plenitud, cuando está en la cumbre de la santidad”.
Emmanuel Leclercq: del vertedero a la fe y el amor
Emmanuel Leclerq es un joven doctor en Filosofía con los orígenes más humildes imaginables: nació en 1982 y sus padres le abandonaron en un vertedero de Bombay. La Madre Teresa lo oyó llorar y lo llevó a su orfanato. A los 11 meses fue adoptado por una familia francesa.
De su familia francesa, y del ejemplo de Madre Teresa, Emmanuel adquirió un fe firme, que le hace madrugar cada día para rezar una hora. Ya adulto y titulado, visitó Calcuta y vio como trabajaban las religiosas. Alguna lo recordaba de cuando era bebé.
“Madre Teresa es de nuestra época: ama a la familia, ha luchado por hacer vivir a los niños, contra el aborto, por mostrar su dignidad a los hombres”, explica quien fue un bebé llorando entre la basura. “Creo que ella es más importante hoy que ayer; es la mujer de la dulzura exigente, una exigencia de dulzura extraordinaria. Su sonrisa era auténtica. La santidad consiste en hacer lo ordinario con el amor y en el amor”, explica Emmanuel. Él reza y pide su intercesión cada día.
La española quemada que se sanó entre los leprosos
Rosario Dueñas fue una nadadora de élite en su adolescencia. “Con la selección gallega o la española viajaba por el mundo, yo era muy recta y disciplinada”. Pero en 1979 hubo una explosión en el edificio donde se acababa de mudar. “Toda la casa se llenó de llama azul, el propano se elevaba, la llama me perseguía”. Fueron 9 meses de UVI en la unidad de quemados, que recuerda como una pesadilla. “Yo les gritaba: ‘sois unos carniceros…'”
Pero hoy da gracias a los cirujanos plásticos y a su enfermera, que había sido misionera en África. Así, en 1995 llegó a Calcuta. Y allí entendió que “para poder darte a los demás tienes que poder quererte; allí vi mis manos y mi cara, y las quise“. En Calcuta la pusieron a trabajar con los leprosos y ella, quemada, se sintió identificada con ellos. Los leprosos la tocaban y acariciaban asombrados: ¿una occidental leprosa? En ellos ella vio el amor de Dios: “fue precioso”.
Madre Teresa, explica Rosario, “tuvo sus grandes encontronazos con el Señor, como otros santos que pasaron sus crisis, sequedades, desiertos…”. También Rosario se encuentra cada día algún obstáculo en el camino, pero da gracias a Dios por poder servirle. “Lo importante es levantarse y continuar. La oración me da la fuerza para seguir adelante. Lo hermoso está en el corazón, no en el exterior”, dice.
Amaya (María del Himalaya): de abortista atea a cristiana transformada
Esta enfermera vasca que colaboró en abortos durante años ha ganado bastante popularidad al contar su testimonio en redes y en encuentros evangelizadores. Recibió en 2019 el Premio ReL de Audacia ante el Mundo. Aquí puede contar su testimonio con detalle durante 20 minutos, acompañado de fotografías de su época en la India y su encuentro con las ‘calcutas’ de Nepal, lleno de detalles asombrosos que no pueden sino hacer pensar en la mano de Dios.
Su experiencia de conversión en una misa con las Misioneras de la Caridad va seguida de distintas fases de arrepentimiento, perdón y sanación por la fe. Enmarcada entre los testimonios de este documental, es otra joya que brilla en la corona de Madre Teresa.
El primer cura católico de Bután… que jugaba a basket con el rey
Kinley Tshering fue, probablemente, el primer católico nativo de Bután, pequeño reino budista del Himalaya, en contraste con la India y Nepal, que son hindúes.
“Mis padres eran budistas, mis hermanos y amigos son budistas, en mi país no se ve ni una sola cruz. ¿Cómo pude convertirme en cristiano?”, plantea.
Su hermana trajo de la India unas postales navideñas cristianas, con los pastores, el Niño… “¿Quién es ese bebé en la paja?”, preguntaba Kinley de adolescente. “Es Jesús, el Dios de los cristianos“, le explicó ella, que también le enseñó algún villancico. Al año siguiente, fue a un colegio católico… y vio que ese Jesús, el bebé, era el Hombre de la Cruz. “Empecé a enamorarme del personaje de Jesucristo”, recuerda.
Un día le tocó un versículo del Evangelio: “Si me niegas ante los hombres, te negaré ante mi padre”. Pidió ser bautizado en 1974. Un par de años después reveló que era cristiano y el joven rey de Bután, con quien jugaba al baloncesto, le preguntó por qué había abrazado el cristianismo. “En Cristo encuentro paz y alegría”, respondió. “¿Y que pasa con Buda?”, preguntó el rey. “En él no encuentro ni paz ni alegría”, contestó con sinceridad. El rey le permitió ser católico sin más problemas.
Después se sacó un título de Administración de Empresas y enseguida fue director general de una empresa. Él pensaba que Dios quizá le pedía hacerse sacerdote, pero tenía dudas. Pidió una señal a Dios… y un día en un avión se encontró con que la Madre Teresa se sentaba a su lado. Ella lo escuchó y le confirmó en su vocación. Años después, en crisis espirituales, ese recuerdo le ayudó. “Ella es un modelo de inspiración, siento gran admiración por ella. Miro hacia ella cuando celebro misa en las casas de las Misioneras de la Caridad. Decía: ‘sacerdote, celebra la misa como si fuera la primera y la única'”.
Españoles en EEUU: al marido lo daban ya por muerto
En noviembre de 2002, la periodista Patricia Moreno y su marido, llegados recientemente a EEUU, se encontraron con que él se enfrentaba a un tumor cerebral. Una primera operación solo le prometía 3 meses de vida. A Patricia le hablaron de una operación que podía hacer un médico en Florida. Explica que sintió en su interior la voz de la Madre Teresa que le daba instrucciones. “Era tan fuerte que no lo podía obviar, pero ¿cómo contárselo a mi padre ateo?” Aquellas instrucciones salvaron a la familia.
Patricia empezó a colaborar con las Misioneras de la Caridad y a ayudar a sus niños. Encontró mucha felicidad entre los pobres, y también escenas muy tristes con moribundos. “Pero no hace falta ir a Calcuta para ayudar: Calcuta está en nuestro barrio, nuestra ciudad”, añade. Y plantea: “¿cómo una mujer tan chiquita ha podido revolucionar así el mundo?” Y añade: “siempre buscó poner luz donde había oscuridad, esa luz que falta, ese amanecer en Calcuta”.
Testimonio de vida para despertar a dormidos
Además de la cercanía de Madre Teresa a Dios y a los pobres, el documental remarca su firme defensa de la vida frente al aborto. Recoge su memorable discurso, cuando dijo: “En los periódicos hablan de que han matado a tal o cual persona, pero nadie habla de los millones de pequeños que matan, concebidos a la misma vida que tú y que yo, a la vida de Dios, y nadie dice nada y lo permitimos. Para mí, las naciones que han legalizado el aborto son las naciones más pobres. Tienen miedo del más pequeño, tienen miedo del niño no nacido. Y el niño debe morir porque ellos no quieren alimentar a un niño más”.
La película, aunque busca despertar a espectadores dormidos, no usa imágenes crudas ni repugnantes; las escenas de pobreza, acompañadas por la música, animan a elevar la mirada y el corazón, a pensar que todos podemos hacer más y ser mejores, dejarnos tocar por Dios y ser capaces de ayudar a los hermanos. Desde jóvenes de 12 años hasta personas muy mayores pueden dejarse edificar y transformar por estos testimonios, y desear conocer más de Madre Teresa y sus religiosas.
(177)