Jorge Pareja, el director de «Vivo», alejado de la fe, acudió a una adoración y quedó impactado
(Pablo.J.Ginés-Religión en Libertad) Jorge Pareja Trigo, alias “Justin”, es el director de Vivo, un documental emocionante sobre el poder de Cristo Eucaristía que transforma vidas, centrado en 4 testimonios reales. La película se empieza a estrenar en cines españoles, progresivamente, el 9 de abril (la lista de cines se irá anunciando en vivolapelicula.com).
Jorge Pareja estaba bastante alejado de la fe y llevaba años sin ir a misa, pero un encuentro de adoración de jóvenes y familias del grupo Hakuna le impactó. Y las personas que grabó y acompañó durante los dos años siguientes le asombraron aún más.
– ¿Cómo nace Vivo, una película sobre el poder de la adoración?
– Hacia 2017, haciendo un videoclip del grupo Capitan Mandarina, conocí a gente que luego, en 2018, me invitó a un grupo que llamaban Hakuna, que se reunía en una iglesia. Me dijeron que trajera el equipo para grabar. Yo no sabía qué sería eso. Cuando llegué, me asombró, porque vi una iglesia llena de gente muy entregada, muy feliz y muy joven. Yo pensaba que a misa ya sólo iba la gente mayor. Me asombraba cómo todos esos jóvenes alegres sentían la fe y traté de captarlo con imágenes.
– ¿Estabas muy alejado de la fe en ese momento?
– Yo he tenido formación cristiana, he ido a un colegio cristiano, con sus misas, pero nunca me engancharon. Diría que no había sentimiento. Pero en este encuentro yo iba cámara en mano y veía sentimiento por todas partes, mirase donde mirase. En este encuentro estaban exultantes todos. Era un encuentro de recepción de los que en Hakuna llaman, abiertamente, “pringaos”, que son, diríamos, como nuevos miembros. Todos muy contentos, muchos abrazos. Era como un concierto de los Rolling Stones en versión Dios. Desde un sitio alto, junto al órgano, hacía también planos generales. Y luego estuve en otras misas de Hakuna y adoraciones, en ocasiones que se te ponen los pelos de punta, la piel de gallina, escalofríos...
Un momento de adoración recogido en la película
– ¿Y cómo surge la película ‘Vivo’?
– El vídeo que hice les gustó, dijeron que había recogido lo que ellos sentían y vivían. Me propusieron hacer un documental para dar a conocer a Hakuna, con la Hostia como protagonista. Lo que había visto me había parecido maravilloso, pensé que sería muy bueno que lo viera más gente, también gente que no es de fe. ¡Yo no era de fe en ese momento y me interesaba mucho! Al principio querían como una ‘historia de Hakuna’, centrada en la adoración.
– Pero, en realidad, la película sólo menciona a Hakuna un par de veces, se centra en cuatro testimonios…
– Sí, porque pronto vimos que lo importante en esta historia no era Hakuna, sino la adoración, la fe, Cristo en la Hostia, cómo toca a las personas. Con José Pedro Manglano, el sacerdote fundador del grupo, examinamos unas 15 historias de personas cambiadas por la adoración. Al final nos quedamos con 4 historias, las de la película.
– Hablemos de los personajes. Algunos han tocado fondo, pero otros son sorprendidos por Dios cuando todo les va bien…
– Sí, es el caso de Carlos. Era ateo y creía que la religión era para débiles, gente que se autoengaña. Él lo tenía todo: pareja, dinero, amigos, buena familia, estudiaba medicina… Estaba contento, pero Dios le salió al paso en una misa.
»Es distinta la historia de Andrea, la chica de Barcelona. Su novio murió en un accidente cuando ella tenía 18 años. Veía que una amiga suya, cristiana, era muy feliz, hablaba de que iba a una Hora Santa. Fue a una y… lo que pasó es lo que contamos.
»También está la historia de Jaime, que se había alejado de la fe de la infancia y se había metido en el mundo de la violencia y el alcohol. Jaime sabía que había tocado fondo.
» Y están Toni y Sonsoles, un matrimonio que tenía fe, pero que necesitaba ver esa fe afianzada.
– Es difícil hablar de lo inefable, porque estás tratando de contar algo que Dios hace en el alma…
– Hay que dejar hablar a los testigos, los protagonistas. Establecí lazos con ellos, viajé con alguno, para que hubiera confianza. Y luego lo cuentan todo, porque tienen ganas de contarlo. Grabamos casi todo el material en 2019.
– Pero describir la experiencia mística es difícil…
– Precisamente, cuando cuentan cada uno ese momento cumbre, la experiencia de adoración que les cambia, sus palabras se asemejan y confluyen en la película. Y eso que cada uno viene de un ambiente y un viaje distinto. En la adoración algo les pasó. Ese es el eje de todo.
– ¿Qué papel juegan los parientes y amigos en esta historia de fe? Ellos también salen en la película…
– Nos hubiera gustado sacar más familiares. Muchos eran poco o nada creyentes. Sale el padre de Carlos pero la madre no quería salir. A unos padres no cristianos les cuesta mucho entender que su hijo se haga seminarista. Sacamos a sus amigos, que han visto la transformación de Carlos. Ellos lo constatan: Carlos era muy “hater” con los cristianos, como dicen, y ahora es seminarista. ¿Cómo es posible?
– La película usa poca música, la concentra al final…
– No queríamos usar mucha música de fondo, no queríamos pintarla con melodías. Queríamos los sonidos naturales y reales. Usamos música al final, en la adoración. Hay como un momento cumbre, pero no acaba ahí. A continuación, añadimos la ecografía de Sonsoles, su embarazo con problemas, la vida real con sus dificultades. Esa fe que han recibido tiene que afrontar la realidad.
– ¿Leíste algo para orientarte con esta película?
– Leí un libro escrito por Manglano, que me pasó, y parte de otro. Pero en realidad esta película es experiencia personal, lo que hemos vivido con esas personas, esas familias, esas ciudades.
– Esta es una historia de laicos. José Pedro Manglano, el único cura que habla en el filme, lo hace sólo con un par de frases…
– Él sabe traducir las experiencias. Tiene un protagonismo en la vida real, porque conoce a los protagonistas en su día y día y tiene una visión de lo que pasa.
– ¿Qué entenderá un espectador que vea esta película dentro de 30 años? ¿Qué cosas caducarán?
– Lo que cuentan estos cuatro protagonistas no es caduco, va a sobrevivir para siempre. Si yo hubiera visto la película de chaval, aunque fuera hace décadas, probablemente mi historia de fe sería distinta. Y dentro de 30 años seguirán quedándose con el centro de la historia: el poder de la Hostia y de la fe. Un poder que está ahí, está claro.
– ¿A quién crees que puede ayudar esta película?
– Creo que la película sólo puede hacer bien. Y un bien que no perece. Quizá ahora sólo da un toque al espectador, pero puede que luego le abra a más cosas. Puede ayudar a muchos católicos o cristianos acomodados, alejados, a recobrar ilusión. Y a los que no son personas de fe también les puede tocar el corazón y dar que pensar. No es un documental solo para católicos. Aquí hay testimonios reales, sin ficción ni simulación. Te lo puedes creer o no, pero, si lo crees, te impacta.
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