(J.M.Carrera-Religión en Libertad) Hace seis años, Dave y Megan Rahe eran un matrimonio marcado por la rutina. Disfrutaban de la vida con sus cuatro hijos, gozaban de una situación económica despreocupada y, cuando sus horarios se lo permitían, cumplían con sus obligaciones religiosas. Todo cambió para esta familia cuando Dave decidió que la oración debía presidir sus vidas, y elaboró un plan de fe. Hoy, este plan familiar es el modelo para toda una ciudad y el próximo sínodo diocesano.
Una vida frenética sin tiempo para Dios
“Me despertaba, me vestía lo más rápido posible, trabajaba sin límite… estaba agotado”. Así resume Dave Rahe su antigua vida en Catholic Spirit. “Acababa de ser ascendido en mi empresa y me nombraron vicepresidente de operaciones, pero necesitaba volver a empezar y reorientar mi vida”.
“¿Cómo puedo estar gastando todo este tiempo y energía pensando en el trabajo y quitándoselo a lo más importante en mi vida como es mi fe o mi familia?”, se preguntó Dave a sus 37 años.
Ideó un plan de fe para su familia
Entonces Dave tomó una resolución. “Sentí una llamada a profundizar en mi oración, a dedicar tiempo a rezar y leer las Escrituras”.
“Aquel día comencé a rezar todos los días, y de este buen hábito han surgido otros nuevos”. Concretamente, “un plan de fe”, explica Dave. “Usando una hoja de cálculo como plantilla para el plan, le llevé la idea a Megan, que se encontraba en una situación similar y nunca tenía tiempo para estas cosas”.
Diseñado para llegar al cielo
“Las cosas no nos iban mal”, dijo ella, “pero nuestras vidas carecían de perspectiva religiosa”. Megan se sentía “sobrepasada por el día a día y por el desorden que aumentaba mi falta de interés en la oración”. Desde el primer momento, a Megan le apasionó la idea de su marido.
Desde entonces, Dave y Megan comenzaron a preparar un detallado plan de fe para “desarrollar nuestra vida espiritual con mejores hábitos, dando los frutos necesarios para ser una familia de fe y alcanzar nuestras verdaderas prioridades: llegar al cielo y ayudar a nuestros hijos a alcanzarlo”, cuenta el matrimonio.
Dave y Megan Rahe hablan sobre la importancia de la oración en el Sínodo del Hogar
Cinco pasos para elaborar un plan de fe
El plan de fe que diseñaron los Rahe adapta las necesidades familiares de oración con una semana normal de trabajo, colegio y otras obligaciones. Cada semana, la familia establece una serie de “metas de fe” y designa a “un campeón” que debe ayudar a toda la familia a alcanzar cada meta.
Regalos y oraciones para los más necesitados
Desde el primer momento, Megan quiso asegurarse de que “la caridad fuese una parte importante del plan de fe”. Todos los miembros de la familia –especialmente los niños– deben “preparar bolsas de regalo para entregar a los más necesitados, con alimentos y oraciones en cada bolsa”.
Todos en misa, incluso los más pequeños
La familia invita a tener un sencillo diario de misas, en la que tanto los padres como los hijos “pueden compartir sus pensamientos y dibujos en el diario durante y después de la misa para involucrarlos. Esta y otras formas de entretenimiento de los pequeños durante la misa les permite no conformarse únicamente con marcar la casilla de asistencia del plan”
No importa llegar tarde si es por causa de la fe
“Lo que Dios nos pide no es la perfección, sino que avancemos, que demos un paso firme y adelante en lo que decidamos hacer por Él”, cuenta Megan. Tanto el matrimonio como sus hijos practican muchos deportes, “pero la fe es fundamental, y asistir a misa podría significar llegar tarde a un entrenamiento o perder práctica”. Por eso, “es necesario establecer prioridades en el día a día, y los entrenadores lo acaban entendiendo”.
Relacionarse con otras familias cristianas
Debido a los frenéticos horarios, los Rahe solían rechazar invitaciones de otras familias y conocidos para tener un ritmo de vida más relajado. “Decíamos que no más de lo que decíamos que sí”, afirma Dave, “pero hay una mayor paz cuando decimos que si a otros conocidos, y estas reuniones suelen dar frutos”.
También hay que divertirse
Los Rahe son conscientes de la importancia de la diversión y el descanso en familia. Por eso, reservan “la noche de los viernes para estar en familia, jugar y ver una película, y también un día a la semana en el que el matrimonio pueda descansar”.
El plan de fe que ideó este matrimonio no solo cambió la vida de su familia, sino la de toda una ciudad: Seis años después, en plena preparación del sínodo de la diócesis de Minneapolis, su iniciativa ha inspirado una idea que se dirige hoy a miles de personas.
El plan de fe protagoniza un sínodo diocesano
Desde junio de 2019, la diócesis de Saint Paul y Minneapolis convocó un Sínodo para ayudar al Arzobispo Bernard Hebda a conocer las necesidades y preocupaciones pastorales de los fieles de la diócesis. Durante su segundo año, la diócesis ha desarrollado el plan de fe propuesto por los Rahe como una parte fundamental del evento diocesano: el sínodo en casa.
Para desarrollar esta iniciativa, la diócesis de Minneapolis ha escogido a los Millea, un matrimonio de comunicadores con 7 hijos que aplicaron el plan de fe con su familia desde que conocieron la idea de los Rahe.
Entre el 18 de febrero y el 18 de marzo, este matrimonio ha presentado cinco vídeos que incluyen consejos y herramientas para profundizar en la fe mediante la oración, diversión y el fortalecimiento de la familia. Para ello, han seguido cuatro bloques basados en los propuestas por los Rahe: Oración y sacramentos, Aprendizaje permanente, Generosidad y servicio, y Tradiciones y diversión.
Pat Millea, presentador de Synod at home, jugando con dos de sus hijas
¿Cómo trabajar sin perder la fe y la familia?
“Si eres como nosotros, te parecerá que la vida pasa bastante rápido”, cuenta Kenna durante la presentación del sínodo. “Tienes tu trabajo, tus hijos –puede que muchos–, proyectos de la casa, algún momento para ponerte al día con tu mujer durante el día, bendecir la mesa y antes de que te des cuenta, el día ha terminado”, añade su esposo, Pat.
A lo largo de su matrimonio, como los Rahe, los Millea han rechazado multitud de oportunidades laborales por implicar mucho tiempo fuera de casa y lejos de la familia. “Nuestra vocación como esposos y padres es primordial“, dijo Kenna, lo que significa “dejar que nuestra vida familiar se desarrolle viviendo nuestra fe, y no que se vea afectada negativamente por el trabajo”.
No es un club exclusivo para santos
Kenna emplea las nuevas tecnologías como una herramienta de ayuda para la vida espiritual de su familia. “Utilizamos aplicaciones para nuestras oraciones, y podemos escuchar las letanías de la humildad o el rosario mientras hacemos las tareas del hogar. A las seis de la tarde, rezamos el Ángelus, todo para enseñar a nuestros hijos que se deben comprometer con la oración, incluso cuando no les venga bien”, explica esta madre.
“La fe es como cualquier relación”, concluye Pat, “si dedicas tiempo y esfuerzo, y si eres honesto con Dios, crecerás en la fe. No hay ningún secreto. Esto no es un club exclusivo para santos, solo para personas que quieren por qué motivo están aquí y cuánto los ama Dios”.
(137)