Hermana Mary Colum Tarawali, de Sierra Leona: “Me gustó el sacrificio de las religiosas”
ACN.- Sierra Leona es un país que ha pasado por el estigma de una guerra civil devastadora entre 1991 y 2001, y la epidemia del ébola que afectó a otros países como Liberia y Guinea entre 2014 y 2016, dejando más de 11.000 personas muertas. La presencia de la Iglesia es fundamental en el ámbito social, con numerosas escuelas, centros de formación, hospitales y dispensarios médicos. Las hermanas Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento llegaron a este país en 1960 siguiendo su carisma de oración y educación, especialmente dirigida a niñas y mujeres.
Hoy continúan esta labor que no ha sido fácil, pues han tenido que luchar contra una mentalidad en la que no se concebía que la mujer fuese a la escuela. “Caminaban de casa en casa, hablando con los padres. Trataban de convencerles contándoles que si sus hijas iban a la escuela, esto traería un gran beneficio y desarrollo para la región”, cuenta la hermana Mary Colum Tarawali, una religiosa natural de Sierra Leona, que entró en la congregación cuando conoció a las hermanas durante su formación académica. Hermana Mary Colum Tarawali, religiosa de las Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento.
“Cuando yo era aun niña, una hermana llamada Mary Colum fue la primera persona que vino a visitar nuestra casa. Ella me invitó después a hacer una experiencia como religiosa. Después de conocerla a ella, me solían llamar “hermana”. Incluso en mi familia, me empezaron a llamar “hermana”.
Mary Colum cuenta que lo que le llamó la atención de las religiosas fue el sacrificio que hacen por los demás. “Se sacrifican mucho por el pueblo. Trabajan en escuelas, con personas diferentes, con los niños, los enfermos.” Al ver todo eso dijo: “Quiero ser una hermana.”
Dar el paso no fue fácil, sobre todo por la vida de oración, “Al principio fue muy difícil para mí. Porque el carisma de las hermanas está basado en Jesucristo en el Santísimo Sacramento. Hacen adoración todos los días. Vamos a la capilla, nos arrodillamos frente al Santísimo Sacramento. A veces no sabemos lo que estamos haciendo. Simplemente nos quedamos frente al Santísimo Sacramento, mirando.” Poco a poco la hermana Mary Colum empezó a descubrir un gran tesoro en la oración: “Y ahora me siento bendecida, sí, sé que Dios realmente me llamó para ser una hermana. No lo lamento en absoluto.”
Las esuelas de las Misioneras Clarisas en Sierra Leona tienen una media de 3.000 alumnas, entre niñas y mujeres. También tienen centros de formación profesional donde se enseña a hacer telas, carpintería, cosmetología, negocios, administración, tienen clases de computación y también hacen catering, aprenden a cocinar, preparan diferentes tipos de platos. “Además de esto trabajamos en la pastoral de la parroquias, damos catequesis, tenemos una casa de retiro, tenemos una clínica, también tenemos puestos de trabajo donde acudimos”, describe la hermana Colum con una gran sonrisa, “Las vocaciones locales están creciendo en nuestra congregación.”
Esta religiosa sierraleonesa es ejemplo de que la semilla plantada por las Misioneras Clarisas está teniendo muchos frutos. Sin embargo la congregación necesita ayuda de toda la Iglesia Universal para seguir ayudando a la gente en Sierra Leona. La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada apoya a esta congregación en la formación de las nuevas vocaciones y la subsistencia de las hermanas. “Realmente necesitamos vuestra ayuda”, asegura la hermana Mary Colum Tarawali.
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