Juan Manuel Cotelo crea «El Trampolín», escuela de evangelización y laboratorio de proyectos
(Religión en Libertad-Enrique Rodriguez) El Trampolín es el nuevo proyecto de Juan Manuel Cotelo. Desde que nació Infinito + 1, detectaron en la Iglesia una demanda constante de formación de evangelizadores, y ha llegado el momento de darle respuesta, pensando en primer lugar en quienes quieren evangelizar a través de los medios audiovisuales.
“En estos años hemos asesorado a muchas personas y grupos, a nivel particular, y ahora lo vamos a hacer de modo público, confiando en prestar un servicio”, explica Cotelo a ReL. Un servicio que incluirá cursos presenciales, cursos on-line y consultoría sobre proyectos de producción.
-Infinito + 1 produce películas, series, música, teatro, libros… ¿por qué ahora también imparte formación?
-¡Es que el Espíritu Santo no se toma vacaciones! Desde que nació Infinito + 1 recibimos constantes solicitudes, por parte de todo tipo de personas e instituciones, que nos piden ayuda para desarrollar sus proyectos de evangelización. Nos escriben guionistas, productores, distribuidores… y muchos jóvenes que quieren ser actores o actrices, directores, presentadores, youtubers, bloggers… y que buscan orientación práctica para lanzarse a este mundo maravilloso de los medios, para dar a conocer el Evangelio.
-¿Qué les frena?
-Con frecuencia están frenados por el miedo a ser reconocidos públicamente como cristianos. O por prejuicios falsos sobre los medios de comunicación, la industria audiovisual o el mundo del espectáculo. O han pasado por centros de formación donde no se respetaba su fe. Por eso ponemos en marcha El Trampolín, una plataforma de lanzamiento de comunicadores que quieran dar el salto, superando el vértigo.
»Nuestra misión es dar a cada persona el empujón que necesita para subir más alto y saltar con más profundidad, con mayor libertad creativa, en el anuncio del Evangelio, a través de cualquier medio hablado, escrito, gráfico, on-line o audiovisual.
-¿Solamente es para profesionales de la comunicación o incluye también a catequistas, profesores, sacerdotes…?
-Incluye a cualquiera que quiera comunicar el Evangelio. Sin condicionantes de edad, formación ni profesión. Ya hemos asesorado a personas de perfiles variados y hemos comprobado que cualquiera puede comunicar el Evangelio con eficacia. Como muestra, nuestra red internacional de distribución, ya presente en 36 países, formada por personas que carecían de experiencia previa.
-¿Cómo es el sistema de enseñanza de El Trampolín de Infinito + 1?
-Práctico y personalizado. Con algo de teoría… pero sólo la justita, la necesaria. Es decir, poca. Hoy día no faltan teóricos de la Comunicación, sino gente que se tire al agua, sin miedo. No faltan opinadores pasivos, sino protagonistas activos. Es lo que en Infinito + 1 llamamos “locomotoras”: personas que salen de su zona de comfort y ponen en marcha su motor interno con fe, iniciativa y libertad, sin frenarse por su falta de experiencia, por la vergüenza, por el miedo… ¡por nada! En El Trampolín dinamitamos cualquier freno que alguien pueda tener para anunciar el Evangelio.
-¿En qué se diferencia El Trampolín de otros centros de formación?
-Seguramente tendremos rasgos en común con otros métodos de enseñanza, pero tal vez la diferencia principal sea que no nos conformamos con el fracaso de nadie. Porque estamos convencidos de que todo el mundo puede comunicar bien el Evangelio. De ahí que combinamos las sesiones generales para grupos de alumnos, con la atención individual, exquisita, de cada persona. Porque si realmente queremos ayudar, no basta con explicar fórmulas genéricas de comunicación, sino que hemos de atender de cerca a cada persona, para detectar lo que le impide comunicar su fe con plena libertad, sin renunciar a su propia personalidad.
-Las circunstancias actuales requieren una “distancia de seguridad” entre las personas. ¿No es un serio inconveniente para aplicar una enseñanza personalizada?
-Hoy día la distancia física no supone ningún problema para la enseñanza, gracias a tantas herramientas magníficas de comunicación que están al alcance de cualquier persona, esté donde esté. En El Trampolín de Infinito + 1 vamos a ofrecer tres tipos de cursos. En primer lugar, cursos presenciales para grupos reducidos de personas, en Valencia. Son cursos muy participativos, muy intensos. Una experiencia real de comunicación y creatividad, cuerpo a cuerpo. Por supuesto, respetando la distancia prudente entre los asistentes, en salas espaciosas. También ofrecemos cursos on-line, sin la intensidad del “cuerpo a cuerpo”, pero sí del “cara a cara”. Los alumnos interactúan con cada profesor y resuelven ejercicios prácticos de comunicación. Y por último, ofrecemos consultoría privada sobre proyectos concretos de comunicación. Le llamamos “Infinito + 1 LAB” porque es un laboratorio de análisis, diagnóstico y creatividad.
-¿En qué estadio de los proyectos?
-A veces nos llegan proyectos en su fase inicial, otras veces ya hay un guión escrito, o incluso acuden a nosotros con películas ya terminadas que necesitan asesoría en su distribución y lanzamiento. Nosotros estudiamos cada proyecto en nuestro laboratorio y asesoramos a sus autores con el mismo nivel de exigencia que aplicamos a nuestro propios proyectos.
-¿Y si no les convence el proyecto que reciben?
-Cuando alguien acude a nosotros, no espera recibir un diagnóstico complaciente sobre su proyecto, ni meras palabras de ánimo, sino recomendaciones concretas llenas de franqueza, respeto y exigencia, con el único fin de buscar los mejores resultados para su proyecto. Lo ideal es que podamos asesorar desde las fases iniciales, en lugar de encontrarnos con productos ya acabados, cuando el margen de corrección ya es mínimo. En cualquier caso, nosotros ofrecemos recomendaciones y cada persona o grupo decide si se fía de nuestro consejo o no.
-El primer curso anunciado en la web de la Fundación Infinito + 1 es un “Curso de salto de trampolín para comunicadores“. ¿De qué trata?
-Es un curso para sentar las bases esenciales de cualquier forma de comunicación del Evangelio y corregir algunos errores bastante frecuentes. Errores que nosotros mismos hemos cometido y que, por ello, queremos evitar que otros cometan.
»Está dirigido a profesores, escritores, cantantes, guionistas, publicistas, youtubers, diseñadores de carteles o webs, sacerdotes, catequistas, empresarios… cualquiera que desarrolle alguna actividad para comunicar el Evangelio.
-Y después de este primer curso, ¿qué sigue?
-Impartiremos cursos más específicos, destinados solamente a un perfil concreto de comunicador: cursos para guionistas, o para actores y actrices, para directores, productores, distribuidores… también cursos para niños. Queremos compartir todo lo que hemos aprendido en Infinito + 1. Nuestros aciertos y nuestros errores. Porque no existe un aprendizaje más eficaz que haberse equivocado. Es doloroso… pero más duele quedarse quieto sin hacer nada, simplemente pensando o estudiando, por miedo al error. Confiamos en que con el impulso de El Trampolín y de nuestro Laboratorio de Proyectos, muchas personas se lancen al agua… pierdan el miedo a darse algún planchazo… y salten mucho mejor que nosotros. El éxito de nuestros alumnos será nuestro mayor éxito.
-¿Qué aspecto es más relevante en un proyecto de evangelización? ¿La parte técnica, la doctrina, la financiación, la creatividad…?
-Todo es importantísimo, desde el principio hasta el final. Pero es fundamental recordar y vivir lo que dice Jesús: “Sin Mí, no podéis hacer nada.” Toda acción evangelizadora se sustenta en la fe, en la confianza en el poder de Dios, que nos invita a la acción, a la misión. La iniciativa y la eficacia le pertenecen. Cada uno ha de poner todos sus talentos en juego, sin medirlos, sin calcular si son muchos o pocos, porque siempre contamos con los suficientes talentos para hacer lo que Dios nos pida.
-Lo fundamental es, pues, la confianza…
-Nosotros ponemos en juego nuestros talentos y, sobre esa acción confiada, Dios construye su obra. Cuando pensamos que el éxito depende de nuestras ideas o nuestros méritos… lo estropeamos todo. Cuando solamente buscamos un éxito numérico, cuantitativo, también nos equivocamos. Hacemos ruido, sin frutos. Y cuando no trabajamos con un nivel alto de auto-exigencia, también frenamos a Dios. La mejor combinación es la que recomienda la sabiduría popular: “A Dios rogando y con el mazo dando.”
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