Arzobispo de Tokio explica los desafíos de la Iglesia para evangelizar Japón
(ACI) Los esfuerzos de la Iglesia Católica para evangelizar a la población japonesa con frecuencia han chocado con obstáculos, según el Arzobispo de Tokio, Mons. Isao Kikuchi, pero la Iglesia todavía sigue encontrando algunas formas de proclamar el Evangelio.
Mons. Kikuchi en una entrevista a CNA – Agencia en inglés del Grupo ACI – habló sobre Japón, la evangelización y el por qué abrirse paso en la sociedad japonesa convencional es tan difícil para una religión que ha sobrevivido a la persecución y el genocidio en el país desde 1549.
Según los datos disponibles más recientes, aproximadamente el 35% de los japoneses afirman ser budistas, mientras que alrededor del 3-4% reconocen ser parte del sintoísmo o de las religiones populares japonesas asociadas. Solo el 1-2% de los japoneses se identifican como cristianos, y solo la mitad de ellos son católicos.
“En la sociedad japonesa, es difícil encontrar un éxito tangible en las actividades misioneras” comentó el Prelado. “En el pasado, los misioneros extranjeros lograron abrir aulas, reuniendo a la gente a través de clases culturales y de inglés. Sin embargo, estos han sido reemplazados por las iniciativas de las empresas comerciales”.
La educación en idiomas extranjeros demostró ser una herramienta poderosa para la interculturalidad después de la Segunda Guerra Mundial, pues era demandada para los puestos bien remunerados en los negocios y la política internacional, aunque solo lo hablaba de manera nativa una fracción de la población.
Sin embargo, la educación en inglés se ha vuelto obligatoria en la mayoría de las escuelas. Las clases de inglés a menudo comienzan en primer grado o incluso antes y continúan hasta la escuela secundaria.
Además, Japón ahora está repleto de escuelas para practicar idiomas extranjeros con hablantes nativos, conocidas como “eikaiwa”. Las cuales, en combinación con el aumento de la educación obligatoria en inglés, han matado en gran medida a la comunidad que brinda clases amateur de idiomas extranjeros, alguna vez un elemento básico de la actividad misionera católica.
“Las escuelas católicas pueden ser un lugar para conocer a muchos jóvenes, pero desafortunadamente, excepto por algunas cuantas, ya no es un lugar para actividades misioneras”, dijo el Prelado.
Históricamente, las escuelas han sido vistas como el último punto fuerte del catolicismo para evangelizar a los japoneses. Si bien las parroquias se reducen con el resto de la población y la escasez de clérigos se está convirtiendo en un problema cada vez mayor, el prestigio de la escuela secundaria y la universidad católica ha perdurado e incluso se ha fortalecido en Japón desde la Reforma Meiji.
Apreciadas alguna vez por su acceso a la educación de estilo occidental y a los instructores nacidos en el extranjero, en un momento en que el país apenas comenzaba a interactuar con el mundo exterior, en la actualidad, las universidades católicas todavía son muy respetadas.
“Si bien las escuelas deberían ser independientes de la política nacional, desafortunadamente están vinculadas por subsidios del país y, por lo tanto, están perdiendo gradualmente su particularidad, y teniendo únicamente el nombre ‘católico’”, comentó Mons. Kikuchi, refiriéndose al alto costo de que las instituciones católicas han tenido que pagar para sobresalir.
En los últimos años, la Iglesia en Japón también invierte mucho tiempo comprometida en proyectos de ayuda en casos de desastre.
A través de estos esfuerzos, el Arzobispo comentó que “la Iglesia da prioridad a presenciar el Evangelio de manera visible a través de estas firmes obras de misericordia. Ciertamente, estas actividades pueden no conducir inmediatamente a la recepción del bautismo, pero existe la esperanza de que muchas personas que fueron tocadas por el espíritu del Evangelio sean conducidas a la Iglesia”.
La segunda herramienta más poderosa de evangelización, comentó Mons. Kikuchi, es la población católica que llegó desde el extranjero a Japón y se ha establecido ahí.
“En segundo lugar, el Evangelio se predica a través de la presencia de católicos extranjeros que han venido a Japón. En particular, aquellos que se establecieron en matrimonio y construyeron sus hogares en las áreas rurales hacen posible que el Evangelio sea llevado a áreas donde la Iglesia nunca tuvo la oportunidad de involucrarse”.
Los inmigrantes de Filipinas constituyen una gran parte de los nuevos extranjeros en los últimos años, siendo la cuarta comunidad más grande de Japón. Se estima que cerca de 250 mil filipinos viven y trabajan en todo Japón.
La población de Filipinas es aproximadamente 90% cristiana, y el 86% específicamente católica, constituyendo un gran porcentaje de los laicos en Japón, asistiendo a Misas e integrándose en comunidades religiosas tanto en áreas rurales como urbanas.
“Por lo tanto, una tarea importante que debe tener prioridad es alentar a los extranjeros que se han establecido en Japón a tomar conciencia de su vocación misionera como católicos”.
Mons. Kikuchi cree que el clero tiene la responsabilidad de inculcar a los extranjeros este sentido de espiritualidad misionera.
“El cuidado pastoral a los ciudadanos extranjeros en la Iglesia japonesa no es simplemente un servicio de bienvenida [a los invitados], sino más bien un deber de darles a conocer su vocación como misioneros”.
Esta entrevista se realizó semanas antes de la visita del Papa Francisco a Japón del 23 al 26 de noviembre.
Traducido y adaptado por Harumi Suzuki. Publicado originalmente en CNA.
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