Cuando más desesperado estaba se encontró con el Señor y regresó a la Iglesia
Francisco Moreno es un padre de familia que no ha tenido precisamente una vida fácil. Su historia de encuentro con el Señor se sitúa en la Manga del Mar Menor en España. Buscando videos en internet para investigar donde se iba a marchar su nieto a estudiar, buscó videos de conversiones. “Me salieron una serie de videos que me impactaron mucho, eran videos de conversiones que había tenido la gente, y pensé que yo que había tenido una experiencia similar sería la forma idónea de llegar con este testimonio que a mi me cambió la vida pudiera llegar a más gente”, explica Francisco.
Un camino que sin duda le puso el Señor para que diera testimonio de lo que ha supuesto en su vida y en la de los que le rodean su fuerte conversión. Su familia en aquellos los duros años de la guerra especialmente su padre nunca le habló de Dios, el papel de su padre era del de trabajar sin descanso para sacar a la familia adelante.
Su vida transcurrió con lo que todo el mundo puede considerar éxito, Francisco logró tener una familia estructurada y un buen trabajo como director de personal de la empresa para la que trabajaba, pero seguía faltando algo. A esta situación se añadía a que el año 2002 su mujer entró en una depresión que le incentivó más a dejar el trabajo. “A mi mujer le dio por no salir de casa, no quería viajar”, explica. Fueron a los especialistas que les recomendaron acudir a los médicos pero esto no solucionó la depresión y él veía que se iba agudizando cada vez más detonante que hizo que dejara definitivamente la empresa y de trabajar.
Estando e casa dedicado ya plenamente a su mujer sigue sin solucionarse la depresión que tanto la atormenta. Decidieron irse a un piso que tenían en la playa con la intención que al cambiar de aires el estado anímico de su mujer mejorara pero tampoco. Francisco estaba ya desesperado y en su cabeza rondaban pensamientos de desesperación como la separación con su mujer, ese sentimiento era como dice él, ‘el más suave’ porque el estado anímico de Francisco se encontraba ya al límite.
Era un hombre perdido y frustrado cuando veía que había hecho todo por su familia y no había habido ningún tipo de recompensa en forma de agradecimiento ni nada. En este punto ocurre una situación que marca un antes y un después en la vida de Antonio. “Iba paseando por la playa con muy malos pensamientos, cuando veo que aparece un señor de mi edad, iba atravesando la playa y veía como iba en dirección hacia mi, me puse un poco en guardia. Se planta delante de mi y me dice: ¿Me permite un momentito? y yo de malas formas le dije que me dejara en paz; él insistió y yo por quitármelo de en medio le dejé hablar y me dice: “Jesucristo está en todos los sitios, y él murió por ti”, explica emocionado.
A partir de ese momento a Francisco se le abrió un camino nuevo inexplorado totalmente para él donde la esperanza era posible. Tras esas palabras sintió una enorme necesidad de encontrar un sacerdote. “Yo llevaba más de cincuenta años sin acudir a misa, sin confesarme, sin saber nada de Dios”.
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