El sacerdote heavy que en unos ejercicios espirituales encontró su vocación
Vicente Esplugues es un sacerdote nacido en Valencia cuya pasión por la música heavy metal, le ha llevado a que le llamaran para un nuevo espacio en un programa de radio llamado “La sotana metálica” que llamó bastante la atención por eso de que un sacerdote con esos gustos musicales pudiera llevarlo a cabo. Vicente nació en Valencia y es sacerdote misionero del Verbum Dei en la parroquia de Nuestra Señora de las Américas, en Madrid.
De familia católica, en la vida de Vicente hubo un acontecimiento que sirvió de punto de inflexión para el cambio en muchas cosas. “Muere mi madre cuando yo tengo cinco años, marca mucho en mi vida la experiencia definitiva de finitud, ver que lo que más quiere se te va, te aleja, toda la experiencia de orfandad que eso genera”.
Un camino que le sirvió de preparación donde va descubriendo una sensibilidad que Dios me ha regalado que es fijarse en el que sufre, en el último. “Yo cuando era chaval me sentaba con los ‘loosers’ con los que no ligaban, con los que no jugaban al fútbol, yo he tenido un itinerario de no aspirar a los primeros puestos sino de sensibilidad por los últimos”, explica.
Todo eso fue evolucionando hasta que a los 17 años acabó los estudios superiores iniciando un diálogo con su padre sobre la verdadera vocación. “Fue la primera vez de tomar conciencia del paso a ser adulto. En ese contexto fui a un encuentro internacional en la fraternidad misionera de Verbum Dei y ahí tuve una experiencia de Dios muy grande. Me confesé por primera vez ya que desde la comunión no me había confesado. En estas comunidades vi jóvenes, sencillez, alegría, vi música, humor”.
A los diecisiete años siguió la estela de este despertar en la fe y se apuntó para hacer unos ejercicios espirituales y ahí con una gran claridad, entendió que el Señor le decía te quiero misionero, te quiero para mí. Una elección que a su padre al principio le pareció una traición porque de ver a su hijo como una persona con posibilidades para continuar con el negocio familiar a ser sacerdote era un cambio de mentalidad grande que su padre terminó por aceptar.
(438)