Jóvenes y monjas que salen a evangelizar con la Adoración eucarística: testimoniar Su presencia
(Religión en Libertad) Tener veinte años y arrodillarse ante el Santísimo, y tener el deseo de contagiar al mayor número posible de jóvenes con el Amor de Jesús Eucaristía. Hablamos de los “Jóvenes Adoradores Misioneros” (“I Giovani Adoratori Missionari”), surgidos alrededor de la congregación de las Monjas de la Adoración Eucarística y que hoy prestan su servicio a la Iglesia en cada diócesis. Estos son los continuos milagros de la Eucaristía y nos habla sobre ello sor Maria Gloria Riva.
“La Adoración Eucarística no es una devoción, es la vida. Es toda la vida que, de manera impetuosa, entra dentro del Misterio, y es el Misterio que entra de manera impetuosa en tu vida“.
– Sor Gloria, cuarenta jóvenes que, por todas las diócesis, proponen a los párrocos y a sus coetáneos la Adoración Eucarística… ¿cómo lo ha conseguido?
– Sencillamente, ha sucedido. El año pasado nos pidieron que acompañáramos a un grupo de jóvenes que participaría en el Sínodo de los jóvenes, organizando su preparación en nuestro monasterio. Los jóvenes vivieron aquí con nosotras: además de participar en la vida monástica, les propusimos un recorrido con una serie de encuentros temáticos, durante los cuales se habló, por casualidad, de IGAM, es decir, de un grupo de chicos y chicas que habíamos fundado en 2005, con ocasión de la JMJ de Colonia.
– ¿Qué significa IGAM?
– Son las siglas de “I Giovani Adoratori Missionari”, pero es también la palabra “Magi” (“Magos”) leída al revés.
– ¿Por qué “Magi”?
– Mientras estaba meditando sobre los textos de Juan Pablo II y de Ratzinger en preparación de la JMJ, había visto la palabra “Magi” iluminarse y sobresalir de las páginas. De hecho, ese año el tema de la JMJ se centraba en la Epifanía y en los Magoscomo buscadores de la Verdad que, cuando encuentran a Jesús, cambian de camino, es decir, cambian de vida, y se convierten en misioneros de esa Presencia. Estas personas parten como “Magos”, es decir, como buscadores, pero vuelven como “Igam”,es decir, como quienes han tenido un encuentro: “I Giovani Adoratori Missionari”. Esto es exactamente lo que sucedió el año pasado con los jóvenes del Sínodo.
– ¿Qué quiere decir?
– Esos jóvenes llegaron a nosotras como peregrinos en búsqueda y durante su camino encontraron lo que buscaban, aquí encontraron personalmente la razón por la que estaban de viaje hacia Roma: la Eucaristía. Así, con gran asombro por nuestra parte, fueron ellos los que decidieron iniciar un camino juntosque les llevó a profundizar sobre esa Presencia arrolladora que habían encontrado.
– ¿Cómo se concreta este camino?
– Nosotras, las monjas, les ofrecemos momentos de formación a través de algunos encuentros. Luego ellos, con libertad y responsabilidad, transmiten lo que han recibido en sus diócesis, parroquias, oratorios, etc…. La idea es, precisamente, que sean Misioneros de la Adoración Eucarística y que en su misión estén totalmente al servicio de la Iglesia local.
-¿Qué frutos ve en estos jóvenes adoradores, si los ve?
-No los veo sólo yo, sino que los ven sobre todo sus padres y quienes viven en estrecho contacto con ellos. Ciertamente, se ve una profundidad nueva en su manera de estar ante la vida, una pregunta viva y consciente sobre su vocación personal y el deseo de ver cada uno su vida a la luz de la Voluntad de Dios.
– Siempre habla de misión… ¿cuál es la misión que es la base de todo?
– Para nosotras, la misión es que la gente sea cristiana, es decir,hacer que los demás hagan una experiencia auténticamente cristiana. Este es el único fin de nuestro “salir” al mundo, sea como monjas de clausura, sea como propuesta para estos jóvenes adoradores misioneros. Está claro que dentro de esta misión se incluye toda la gama de posibles obras de caridad: con los pobres, los indigentes, los enfermos, los migrantes… pero toda caridad tiene su origen y su punto de llegada únicamente en la exigencia de llevar a Cristo al mundo.
– Perdone si insisto, pero no es muy común ver a un veinteañero atraído por la Eucaristía. ¿Qué les ha atraído, en su opinión?
– Creo que para ellos ha sido fundamental encontrar una comunidad en la que toda su vida gire alrededor de la Eucaristía. Para nosotras, monjas, la Eucaristía es verdaderamente el centro de todo; de la oración, el trabajo, las relaciones con los demás… todo nace de la Eucaristía. Y esto se nota.
– ¿Cómo?
-Para empezar, se percibe porque siempre hay una presencia: en nuestra iglesia siempre está el Santísimo expuesto y siempre hay alguien en adoración. Esto es ya, de por sí, un impacto visual muy eficaz. Después, se nota en toda la vida: en las relaciones, en el trabajo, en el modo de vivir la realidad. La Eucaristía genera un modo original y extraordinario de vivir la realidad ordinaria.
– ¿Y cómo consiguen ustedes vivir la realidad de manera tan bella?
– Es exactamente lo que se han preguntado los jóvenes, es la pregunta que los ha vinculado a nosotras, es decir, a la Eucaristía. Nosotras, en el monasterio, vivimos esta mirada sólo porque estamos en “la escuela de la mirada” por excelencia. La Adoración Eucarística es la escuela de la mirada: aprendes a mirar a Jesús,y Jesús te enseña a mirar toda la vida como la mira Él. Por lo tanto, nosotras monjas somos educadas continuamente a “no vivir dentro de una mirada acostumbrada”, como dice Victor Hugo, sino a ir siempre a lo esencial, a la profundidad, al origen de todas las cosas. Hay, además, otra cosa fundamental…
– ¿Cuál?
-La Liturgia. Para nosotras la Liturgia es el momento centralabsoluto: cada uno de los gestos de la Liturgia tiene, para nosotras, un significado único e irrepetible. Y ver esto hace surgir tantas preguntas sobre cómo se vive. Esto es tan cierto que fueron los propios jóvenes los que comprendieron que en la Santa Misa diaria está el centro de todo, y ahora estamos trabajando con ellos precisamente sobre esto. Por lo demás, la Adoración Eucarística es una misa prolongada, es la posibilidad de profundizar y hacer más fecundo lo que se vive en la celebración eucarística. Además, los jóvenes han comprendido que la Adoración no es una devoción, sino un modo de estar ante la vida.
– …para que así toda la vida se convierta en Adoración.
– Exactamente… y no sólo la vida, sino también ¡después de la vida! De hecho, si después de la muerte la Eucaristía se acaba porque vemos a Jesús desvelado, la Adoración no acabará nunca porque es el modo de estar ante el Dios de los Bienaventurados.
– Esto explica perfectamente por qué la verdadera vida no puede nunca contraponerse a la vida de las obras…
– ¡Así es! La Eucaristía es lo más concreto que existe: es Cristo presente realmente en el Cuerpo y la Sangre, Alma y Divinidad. Y la Adoración Eucarística es la posibilidad de entrar en relación con esta Persona, en la que todo tiene origen. Además, al ser una relación concreta no se agota en una dirección: ante Jesús está el día en que te duermes porque estás cansado, el día de la aridez más absoluta, el día en que necesitas leer porque los pensamientos vagan sin detenerse, el día en el que llorar… y, después, está el día en el que Alguien entra en ti y te conviertes en un ostensorio viviente. Entonces, tú mismo te conviertes en Eucaristía para llevar el Amor de Cristo a todos en el mundo.
La hermana María Gloria Riva contó su experiencia cercana a la muerte (“una pequeña luz blanquísima, expandiéndose, tuve la certeza de que Dios estaba allí”), aquí en ReL
También realizó un hermoso análisis sobre la espiritualidad de Caravaggio y su cuadro La Madonna de los Peregrinos aquí en ReL
Vídeo en italiano de los jóvenes IGAM sobre la relación entre adoración y evangelización
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