El Papa en Sta. Marta: Cristo se ofreció a sí mismo, una vez para siempre, para el perdón de los pecados
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco, en la homilía de este lunes en Santa Marta, ha explicado las tres etapas del sacerdocio de Cristo. “Las grandes maravillas del sacerdocio de Cristo que se ha ofrecido sí mismo, una vez para siempre, por el perdón de los pecados, ahora intercede por nosotros delante del Padre y volverá a llevarnos a Él”. El Santo Padre también ha advertido que hay una “blasfemia imperdonable”: la que va contra el Espíritu Santo.
El Pontífice ha recordado que el sacerdocio de Cristo es la gran maravilla, la más grande maravilla que “nos hace cantar un canto nuevo al Señor”.
A continuación, ha explicado que el sacerdocio de Cristo se desarrolla en tres momentos. El primero es “la Redención”, mientras que los sacerdotes de la Antigua Alianza debían cada año ofrecer sacrificios, “Cristo se ofreció a sí mismo, una vez para siempre, para el perdón de los pecados”. Con esta maravillas, “nos ha llevado al Padre”, “ha recreado la armonía de la creación”, ha señalado.
La segunda maravilla –ha proseguido Francisco– es la que el Señor hace ahora, es decir, “rezar por nosotros”. Al respecto ha precisado que mientras que “nosotros rezamos aquí”, Él “reza por nosotros, por cada uno de nosotros”. Asimismo, el Pontífice ha señalado que muchas veces se pide a los sacerdotes que recen porque sabemos que la oración del sacerdote tiene una cierta fuerza, precisamente en el sacrificio de la misa.
Finalmente, la tercera maravilla será cuando Cristo vuelva, pero esta tercera vez no será en relación con el pecado, será para “hacer el Reino definitivo”, cuando nos lleve a todos con el Padre.
A continuación, ha reflexionado sobre la “imperdonable blasfemia”, la que va contra el Espíritu Santo. Para explicarlo, el Santo Padre ha hecho referencia a la gran unción sacerdotal de Jesús: la ha hecho el Espíritu en el seno de María y los sacerdotes en la ceremonia de ordenación, son ungidos con aceite.
También Jesús –ha señalado el Papa– como Sumo Sacerdote ha recibido esta unción. ¿Y cuál es esta primera unción?, ha preguntado. “La carne de María con la obra del Espíritu Santo”, ha respondido el Papa. Al respecto, ha afirmado que el que blasfema sobre esto, blasfema sobre el fundamento del amor de Dios, que es la redención, la re-creación; blasfema sobre el sacerdocio de Cristo. Lo feo de la blasfemia contra el Espíritu Santo –ha añadido el Santo Padre– es no dejarse perdonar, porque reniega la unción sacerdotal de Jesús, que ha hecho el Espíritu Santo.
Para finalizar, el Pontífice ha asegurado que nos hará bien pensar durante la misa “que aquí en el altar se hace la memoria viva, porque Él estará presente allí, el primer sacerdocio de Jesús, cuando ofrece su vida por nosotros”. Está también la memoria viva del segundo sacerdocio, “porque Él rezará aquí”; pero también en esta misa “está ese tercer sacerdocio de Jesús, cuando Él vuelva y nuestra esperanza de la gloria”. Por esta razón, ha invitado a pedir la gracia al Señor que nuestro corazón no se cierre nunca a esta maravilla, a esta gran gratuidad.
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