Peter Tabichi, un fraile de Kenia, es el mejor maestro del mundo
Ciudad del Vaticano
Peter Tabichi, profesor de ciencias y matemáticas en la escuela secundaria Keriko de la aldea de Pwani en Kenia, ha ganado el “Global Teacher Prize 2019”, el reconocimiento que cada año otorga la Fundación Varkey al profesor que se ha distinguido por sus métodos educativos en los cinco continentes.
Decir al mundo que todo es posible
Kenia es un país del África Central con una extensión que supera el medio millón de kilómetros cuadrados y con casi cincuenta millones de habitantes, quienes en su mayoría tienen un bajísimo nivel de vida. Ostenta el puesto 150 en relación a los 196 países del ranking del PIB. Según el índice de desarrollo humano (IDH) que elabora las Naciones Unidas, los ciudadanos padecen una mala calidad de vida.
Peter Tabichi, un fraile franciscano de 36 años, ha sido premiado por haber donado el 80% de su salario a sus estudiantes para comprar libros de texto y pagar las cuotas escolares para evitar el abandono escolar. “La ciencia es la clave para el futuro de estos niños”, dijo el fraile franciscano en Dubai durante la entrega del premio, que asciende a un millón de dólares, gracias al patrocinio del jeque Mohammed Bin Rashid Al Maktoum, vicepresidente y primer ministro de los Emiratos Árabes Unidos y gobernador de Dubai.
A pesar de los escasos recursos de la escuela, un solo ordenador, casi ninguna conexión a Internet y el hacinamiento en el aula, con hasta 80 alumnos por aula, los estudiantes de máster kenianos ya han ganado importantes concursos nacionales e internacionales, incluido un premio de la Royal Society of Chemistry del Reino Unido.
“Este premio no me reconoce a mí, sino a los jóvenes de este gran continente -dijo Peter Tabichi-. Este premio les da una oportunidad de decirle al mundo que todo es posible.
El padre franciscano de 36 años de edad también tuvo que lidiar con asuntos fuera del tema educativo e intrínsecos a la región donde trabaja, el Valle del Rift de Kenia. Ha creado un Club de Paz para reparar las tensiones entre los miles de grupos étnicos de la aldea, ha convencido a los padres de las hijas de que no las obliguen a contraer matrimonios precoces y ha enseñado métodos de cultivo más adecuados para resistir la sequía que está afectando a esta zona de Kenya y que pone en peligro la supervivencia de muchas familias. (Vatican Insider)
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