“Mejor, Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen”
Evangelio según S. Lucas 11, 27-28
Mientras Jesús hablaba a la gente, una mujer de entre el gentío levantó la voz, diciendo: «Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron». Pero él repuso: «Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».
Meditación sobre el Evangelio
Cuántas cosas se dejan traslucir de esta contestación de Jesús a la exclamación de aquella mujer. Y es que nos trae una forma de ser tan distinta de la que comporta la naturaleza humana, tal cual nace de Adán, que produce un hombre nuevo. Sus reacciones, sus pensamientos, sus sentimientos son tan diferentes de lo que es barro, que los que no tienen espíritu, no lo comprenden.
Es el nacer de nuevo que decía Jesús a Nicodemo: “Como uno no renazca del agua y del espíritu. No puede entrar en el reino de los cielos”. El hombre nuevo es opuesto a los apetitos de la naturaleza viciada desde su origen, naturaleza separada del amor y enquistada en el egoísmo. De ahí que las obras de la carne y las del espíritu sean enteramente contrarias, ya que el estilo nuevo de Jesús es bajado del cielo y trae un hombre nuevo.
Por eso contesta así Jesús en esta ocasión: “Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen”.
Más vale una madre del alma que una madre del cuerpo y más ser hijo del alma que hijo del cuerpo, ya que los vínculos que más unían a Jesús con su madre eran los del espíritu y los vínculos del espíritu son más fuertes y duran siempre.
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