Caminando me reencontré con mi padre de la tierra y mi Padre del Cielo | Gonzalo Garrigós
Conoció lo que es tener a Jesús como mejor Amigo. También supo que era un niño mimado de la Virgen.
Pero en un tiempo de rebeldía, les olvidó, les abandonó.
Pronto recibió – y de la forma más inesperada – el abrazo misericordioso de aquel Jesús, su amigo olvidado. Le pidió de corazón que jamás permitiera apartarse de ÉL. Y pasaron muchas cosas.
Gonzalo le dio la espalda a su Amigo, mientras la Virgen le seguía cuidando, Hasta que, otra vez, se encontró con el abrazo misericordioso de Dios. Tardaría en sanar una profunda herida de su infancia.
Y, siempre el Señor de la mano de María, se encargaron de reordenarlo todo, sanarlo todo, restaurarlo todo. Y devolverle la paz,
El camino no ha terminado, pero Gonzalo lo recorre ahora con un gran herida sanada y el regalo de una experiencia mayúscula como es vivir el perdón absoluto y la reconciliación total a las puertas de la muerte.
La muerte de un padre al que durante muchos años echó en falta.
No te pierdas el testimonio de Gonzalo Garrigós, verás que cualquiera podemos ser el hijo menor y el hijo mayor de la Parábola del Hijo Pródigo.
Así como cualquiera podemos recuperar la amistad con Dios y seguir viviendo en Verdad, pase lo que pase.
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