Buscando a Dios encontró el infierno | Testimonio de Mauro García S. G.
Las consecuencias de profanar el nombre de Dios son devastadoras, pero Su Misericordia es infinita
Mauro nació en una familia numerosa, cristiana no practicante. Creció con muchas dificultades económicas, pero con el amor y la dedicación de una madre que consiguió que su infancia y adolescencia sean para él un recuerdo feliz.
A los 14 años pensó que la Iglesia y la religión católica no tenían nada que ofrecerle. Prefirió mantener un vínculo directo con Dios y “a su manera”.
Y con 28 años y una vida exitosa, Mauro sintió un fuerte vacío interior.
Se dejó seducir por espiritualidades alternativas que le procuraban una supuesta paz interior y unas experiencias sobrenaturales a las que “se engancha cada vez más y más”.
“Un yonqui espiritual”
Decidió abandonarlo todo y emprender su propio viaje en busca de Dios. Sin darse cuenta, había empezado su itinerario hacia el infierno. Y acabó convirtiéndose en “un yonqui espiritual”.
“Invoqué a todo”, y aquellas invocaciones “me dieron lo que quería, hasta que empezaron a pasarme su factura”, asegura.
El declive era imparable. Hasta que Dios dijo basta y activó el plan de rescate…
Mauro García G.S. nos cuenta, muy resumido, su “viaje” hacia el infierno y cómo comenzó su sanación y su vuelta a casa.
El mayor dolor y vidas destrozadas
Entre las idas y venidas de esa confusa búsqueda de sentido de la vida y paz interior, Mauro tuvo una hija.
La paternidad buscada se convirtió en la prueba más dura para él. Peleó durante años por sus derechos como padre y la custodia, pero todo iba a peor.
Acabó renunciando y abandonó la batalla, por el bien de la niña. Se limitó a pedirle a Dios que, en algún momento, le permitiera volver a estar con su hija.
Sucedió lo inesperado y comenzó el camino de Mauro de regreso a la Casa del Padre.
Vuelta a casa. El camino de sanación con la Iglesia
Los Sacramentos de la Confesión y la Eucaristía, el acompañamiento espiritual, la vida activa en la Iglesia, en comunidad, han sido el “kit básico” para que Mauro consiguiera salir a flote del oscuro lugar hasta el que había llegado.
Poco a poco, con ayuda, con esfuerzo y perseverancia, perdonando y siendo perdonado, alcanzó a reconocer como lo que siempre fue: un hijo querido de Dios.
Además de alertar sobre los peligros de los falsos profetas que invocan sin pudor a Jesús, a la Virgen o a los ángeles, que usan el nombre de Dios en vano, el profundo daño que causan la multitud de terapias y prácticas espirituales tras las que se disfraza el demonio, ahora Mauro quiere que su vida pueda dar aquellos frutos que, desde siempre, el Señor pensó para él.
No te pierdas este importantísimo testimonio. Tal vez te pueda ayudar, o ayudar a alguien a quien conoces o tienes muy cerca de ti que, quizás y sin saberlo, esté rozando el infierno.
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