Es impactante la gravísima mediocridad civil y religiosa en la que vive Occidente | P. Rodrigo Miranda, misionero del IVE
El padre Rodrigo Miranda sintió muy joven la llamada al sacerdocio y, de forma muy especial, supo que lo suyo era servir a Dios a través de la misión ‘Ad Gentes’.
Después de siete años de formación que le llevaron de su Chile natal a Argentina y Estados Unidos, al poco de ser ordenado sacerdote pidió que su primer destino fuera Tierra Santa. “Yo pedí ir a la tierra de nuestro Señor Jesucristo”. Su primera parroquia fue en la franja de Gaza. Después iría de misión a Egipto, a Jordania (al límite con Irak) y Alepo, en Siria, hasta el día de hoy un país arrasado por la guerra y la persecución religiosa.
La fe en Medio Oriente hay que vivirla sin olvidar que allí nació la Iglesia fundada por Jesucristo. Y también aferrándose a la oración y los sacramentos para poder acompañar a los que necesitan acompañamiento espiritual y resistir los ataques por su fe.
Entre la precariedad, la falta de paz y la tensión constante, “el mínimo paso de cualquier cristiano para vivir su fe en aquellos países, es una decisión vital”. Por eso, como a otros misioneros y misioneras que vienen desde aquellos países donde la gente hoy en día pierde la vida por su fe, le impacta sobremanera la mediocridad en la que vive Occidente, tanto en lo civil como en lo religioso.
Para no vivir una fe tambaleante, que pueda ser arrastrada en cualquier momento por las opiniones de moda de este mundo, hay que vivir cerca de Dios a través de la frecuencia de los sacramentos, con la Iglesia, la oración constante, la relación con la Virgen, una buena formación y, simplemente, “haciendo bien lo que cada uno tiene que hacer”.
En las tierras hostiles para los cristianos y en particular los misioneros, dice el padre Rodrigo que es importante cultivar la prudencia y la capacidad de observación. Hoy, cuando en todo el mundo prolifera la persecución religiosa, hay que vivir la fe con un cierto espíritu martirial.
Afortunadamente, en medio del ruido y la superficialidad, muchas puertas se abren a la esperanza y en la Iglesia no cesan las iniciativas para hacer frente a la apisonadora de la mundanidad y para que muchos podamos apoyarnos y sostenernos en la fe, como fue la I JEMJ celebrada en Covadonga (Asturias, España), en julio de 2024.
No te pierdas este testimonio de un sacerdote que lleva prácticamente desde su ordenación jugándose la vida por dar a conocer el Evangelio en las zonas del mundo donde la libertad religiosa no existe, aunque sea incluso donde nació la Iglesia fundada por nuestro Señor Jesucristo.
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