“Los católicos en Occidente no valoran la libertad religiosa ni lo que la Iglesia les ofrece” | P. Wenceslao Belem

El padre Wenceslao Belem es sacerdote de la Diócesis de Ouahigouya, en Burkina Faso, una de las zonas de África donde los católicos sufren más persecución, acosados por el terrorismo fundamentalista. En pocos minutos y en pocas palabras nos ofrece una semblanza de cómo viven los católicos su fe en esa parte del mundo.

Mientras en Occidente “se reclaman” celebraciones más breves, en África rezan y rezan por poder asistir aunque sea a una sola misa a la semana o al mes y, por supuesto, no se fijan en el tiempo que les va a llevar.

Y celebran la Palabra, la Eucaristía, y cantan y bailan, y se reúnen. Los cristianos se encuentran en las iglesias, aunque en ocasiones suponga jugarse la vida.

Y los sacerdotes saben que los sacramentos son su principal defensa, porque en cualquier momento allí les puede suceder algo, tal vez un secuestro, tal vez la muerte.

Mater Mundi TV tuvo ocasión de hablar con el padre Wenceslao Belem durante la I Jornada Eucarística Mariana Juvenil (JEMJ) celebrada en julio de 2024 en el Santuario de Covadonga (Asturias, España).

Como sus abuelos y sus padres, él también quería anunciar la buena noticia

La cercanía con los misioneros en su parroquia fue alimentando su vocación religiosa. Sus abuelos y sus padres fueron catequistas. En Burkina Faso los catequistas son enviados a los pueblos donde los sacerdotes no pueden ir con regularidad a celebrar misa. Los catequistas hacen las oraciones dominicales y las lecturas, y ayudan a formar a la gente para los sacramentos.

En su familia había una buena relación con los misioneros, con los que charlaban en familia y que les animaban a la vocación. En ese contexto nació y creció su vocación al sacerdocio.

Primero fue monaguillo y después del tiempo de discernimiento, en el que le acompañó un padre blanco, entró en el Seminario. Fue ordenado sacerdote en 2008.

Burkina Faso tiene un siglo de evangelización, pero actualmente es una zona de más conflictos, persecución religiosa y desplazamientos migratorios. Pese a todas las dificultades, no disminuye la intensidad de su deseo evangelizador. La predicación a través de la radio ayuda en la tarea.

Ahora el P. Wenceslao se encuentra en España estudiando una especialización en Jurisprudencia Canónica. Después volverá de nuevo a su país, a su realidad, sorprendido por el poco aprecio que en Europa se da a la libertad religiosa y a lo que la Iglesia ofrece a todas las personas.

Sin embargo, en su país saben que en la Iglesia hay siempre una esperanza para todos, incluso los no católicos.

También alerta de las constantes campañas de desprestigio de la Institución, contra la dignidad de la fe católica y sus fieles en los denominados países desarrollados. Eso, dice el padre Belem, en cierto modo es ya una forma de persecución.

Si no se remedia, con el tiempo los ataques a la Iglesia en Occidente podrían llegar en sus formas más violentas, como ahora sucede en países de los que no queremos saber demasiado.

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