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Lo que provoca inquietud, soberbia o desesperanza lleva el tufo del demonio. Pide el Don de Consejo para discernir en tu vida | Día 45

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EL SACERDOTE HOMBRE DE DISCERNIMIENTO POR EL DON DE CONSEJO | DÍA 45 | NUEVO PENTECOSTÉS SACERDOTAL

Cada día tenemos que  preguntarle al Señor qué quieres hoy de mí y discernir lo que en cada momento nos toca hacer. Sin el Espíritu Santo nada podemos. Es Él que nos mueve, y lo hace muy especialmente por el Don de Consejo.

“Cuando una cosa me da paz, alegría, y me lleva a bondad, a dominio de mí, ése es el buen olor de Cristo, y cuando, me lleva a orgullo, egoísmo, envidia… huele a demonio, a mundo y a carne. Conviene estar atento a las mociones interiores que muchas veces no las consideramos”, recuerda el padre Santiago Arellano.

Hay un criterio muy claro que da el Señor en el Evangelio: «Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? Así, todo árbol sano da frutos buenos; pero el árbol dañado da frutos malos» (Mat 7, 15-16).

De los Dones del Espíritu Santo, brotan las Bienaventuranzas y los Frutos del Espíritu Santo. En esto veremos de qué espíritu viene lo que consideramos, es decir, si me lleva a los frutos del Espíritu Santo, o me lleva a los frutos de la carne, o del mundo.

El Don de Consejo nos preserva del peligro de una falsa conciencia, nos resuelve con facilidad situaciones difíciles e imprevistas, para aconsejar con acierto a los demás y también da docilidad para obedecer.

Al final, se nota el tufo que trae el demonio que siempre acaba llevando a inquietud a soberbia o desesperanza.

En cambio, el Buen Espíritu acaba trasmitiendo la alegría, el gozo y la paz, junto con los demás frutos del Espíritu Santo. Pidámosle que no nos engañe el mal espíritu y sepamos siempre discernir bien, ya que «los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios» (Rom 8, 14).

Considera (hermano sacerdote) si el Señor te puede hablar así:

Siempre en unidad y en obediencia, caminando en Verdad. No es bueno discernir solo. Es bueno buscar consejo. Mi Corazón es manso y humilde, que lo sea el tuyo. Los mansos poseerán la tierra, sed humildes y sencillos. El mal espíritu os engaña con sabidurías mundanas, acudid siempre a mi Palabra, en mi escritura está siempre la Verdad. La comunión con los hermanos os defiende. Sabed que Yo estoy con vosotros en la unidad.

Respóndele tú al Señor:

Señor mío, muchas veces no sé yo ni regirme a mí mismo. Me falta la prudencia con mi propia vida, ¿cómo podré aconsejar la de los demás? No puedo hacerlo si tu Señor no me envías el Don de Consejo. Mueve mi pobre prudencia y eleva al modo divino el modo de aconsejar a los demás.

No permitas que me engañe en el orden de mi propia vida y no permitas que se desordene mi trato El sacerdote (y todos los hijos de la nueva alianza) hemos de pedir el don de Consejo que nos guíe en el discernimiento”.

 

No te pierdas ningún vídeo de este itinerario. Puedes seguir la serie completa gratis y en cualquier momento, a través de nuestro canal de YouTube en la lista Nuevo Pentecostés Sacerdotal.

 

*Texto del libro ‘Nuevo Pentecostés Sacerdotal. Cincuenta días para renovar nuestro sacerdocio’, escrito por el padre Santiago Arellano Librada. Se puede adquirir en la web de la editorial Cor Iesu,  en librerías y plataformas comerciales.

 

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