El Espíritu Santo, poderoso y tierno a la vez, renueva y vivifica los corazones cansados por un mundo lleno de pecado
EL SOPLO DEL ESPÍRITU SANTO SOBRE EL SACERDOTE | DÍA 34 | NUEVO PENTECOSTÉS SACERDOTAL
San Agustín describe en las confesiones que cuando por primera vez percibió de cerca el misterio de Dios, se estremeció «de Amor y espanto» y que pensar en Él, le hacía al mismo tiempo «estremecerse y arder de deseo».
El Espíritu Santo es al mismo tiempo poder absoluto y ternura sin límites. Es movimiento imparable y quietud infinita, pero nosotros no nos quedamos en el error de los que reducen todo esto a la naturaleza material, como hacían los estoicos o como hacen ahora los panteístas o materialistas. Nosotros damos el salto a la tercera persona de la Trinidad poderosa y tierna a la vez.
Esta es la verdadera respuesta a nuestra soledad y a nuestra debilidad. Con el Espíritu Santo no estamos solos, nos acompaña el Dulce huésped del Alma y nuestra debilidad está socorrida por esta fuerza y poder del Espíritu Santo.
El Señor le dice a la beata Concepción Cabrera que “el Espíritu Santo es quien sopla, y mueve los corazones, y los levanta de la tierra, y los lleva a horizontes celestiales, y les comunica la sed por la gloria de Dios. Él es quien les dará su luz y su fuego para incendiar la tierra entera. Así quiero a los sacerdotes, poseídos del Espíritu Santo y olvidados de sí mismos, todos para Dios, todos para las almas. Que pidan esta reacción, este nuevo Pentecostés, que mi Iglesia necesita sacerdotes santos por el Espíritu Santo.”
Considera si el Señor te puede decir esto: “Así como el enamorado busca a su amada en los amaneceres y atardeceres, así ha de vivir el corazón sacerdotal envuelto en el Espíritu Santo que le lleva a enamorar a mi Iglesia. Sin miedos ni ataduras, sino sólo con el deseo de Alianza eterna con Mi Corazón traspasado. Aquel que se deja sorprender y se mueve por la voluntad de mi Espíritu, me llena de consuelo y esperanza conquistando almas para Mí.
Mi Espíritu Santo renueva y vivifica los corazones cansados por un mundo lleno de pecado que les enfría su entrega. Mis pastores deben estar llenos de Espíritu Santo para renovar la faz de la tierra. Bebe de Mi Costado abierto y descansa en la certeza de que, por amor a Mis Heridas, a aquellos a los que más amo les lleno del Espíritu de Entrega.”
Y responde diciéndole: “Señor, Tú me has ungido, no me dejes sólo, acompáñame siempre con tu Divina Presencia, y ven a socorrer mi debilidad con tu Fortaleza. No permitas que te entristezca con mis infidelidades e indiferencias. Concédeme ser llevado siempre a impulsos del Espíritu Santo para hacer Tu obra y no la mía.”
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*Texto del libro ‘Nuevo Pentecostés Sacerdotal. Cincuenta días para renovar nuestro sacerdocio’, escrito por el padre Santiago Arellano Librada. Se puede adquirir en la web de la editorial Cor Iesu, en librerías y plataformas comerciales.
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