El celibato es un don que Dios regala, no un sacrificio que exige | 15
DÍA 15 | LA LLAMADA DEL REY A LOS APÓSTOLES. DIMENSIÓN CARISMÁTICA DEL CELIBATO
El celibato (y la virginidad consagrada) es una manera de seguir a Jesucristo de manera radical. “La castidad es un singular don de la Gracia y signo peculiar de los bienes celestiales, por el que la Iglesia tiene a Cristo como único esposo“. El Señor es el que llama y da la Gracia para el seguimiento.
“Cada hombre tiene su propio don de Dios. La persona casada tiene un carisma y la persona célibe tiene un carisma, y siendo así, es un don, un regalo gratuito recibido de Dios”.
“No se elige el celibato para entrar en el Reino, sino debido a que el Reino ha entrado en ti.
El celibato no es una renuncia ofrecida como una cruz para salvar mejor el alma, sino un signo de que “el Señor se ha apoderado de ti, te ha elegido y tú sientes la necesidad de permanecer libre para responder plenamente a esa elección”.
Como señala el cardenal Raniero Cantalamessa, “la necesidad de conversión con respecto al celibato o la virginidad es muy importante”.
Hay que cambiar la actitud y ser consciente de que el célibe o la virgen consagrada no están haciendo un gran sacrificio para Dios, sino que han recibido un gran regalo, un don de pureza que deben recibir con humildad, gozo y libertad.
*Texto del libro ‘Nuevo Pentecostés Sacerdotal. Cincuenta días para renovar nuestro sacerdocio’ (Santiago Arellano Librada). Se puede adquirir en la web de la editorial Cor Iesu, en librerías y plataformas comerciales.
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