«La lucha por la verdad la van a dirigir laicos, no obispos», constata Rod Dreher
El primer paso siempre era evitar mentir, no repetir las mentiras del régimen y, en la medida de lo posible, denunciarlas y refutarlas.
Hubo obispos valientes en algunos países, varios de ellos fueron mártires del comunismo, pero pocos lograron tejer redes de resistencia clandestina. Algunos obispos lo intentaron ya demasiado tarde. Otros no pudieron intentarlo: estaban muertos o encarcelados. Muchos cedieron y callaron y no trataron ni de crear una red propia, alternativa al control del poder.
“Hoy en Estados Unidos la mayoría de los obispos y pastores tienen miedo de alzarse y hablar con claridad contra la tiranía woke, bajan la cabeza y se conforman. La lucha por proclamar la verdad van a dirigirla laicos, como sucedió en Eslovaquia con el comunismo. Y eso ya lo vio el padre Kolakovic en 1943″, explica Dreher hablando con ReL en el Espacio Encuentro, en Madrid.
Para Dreher, el caso de Eslovaquia es significativo, porque allí, en Bratislava, se dieron los primeros pasos de caída del Muro de Berlín en 1988, con la famosa Manifestación de las Velas.
Eso fue posible porque durante décadas Eslovaquia contó con muchas redes informales de resistencia y las casas estaban llenas de libros y folletos anticomunistas o directamente católicos.
Documental “Pisadas en la nieve” (activar subtítulos buenos en español), sobre los jóvenes que difundían propaganda clandestina, católica y democrática bajo el comunismo en Eslovaquia
Y todo empezó cuando el sacerdote croata Tomislav Kolakovic llegó a Eslovaquia en 1943, cuando los nazis aún controlaban el país con un régimen aliado, pero ya se veía que estaban perdiendo en el frente soviético.
Kolakovic previó la ocupación soviética y que llegaría algún tipo de régimen fuertemente anticatólico. “Avisó a los obispos eslovacos, les dijo que había que organizarse ya, crear asociaciones, grupos, redes clandestinas, prepararse para la persecución antes de que llegara… Los obispos no le hicieron caso, le dijeron que era un alarmista. Pero él empezó a organizar por su cuenta lo que pudo, asociaciones con laicos, siguiendo el esquema clásico del ‘ver, juzgar, actuar’. Luego llegó, efectivamente, la dictadura comunista y la persecución. Pero las redes cristianas que Kolakovic había creado, desde la clandestinidad, aguantaron bien“. Pasaron las décadas, el comunismo eslovaco se hundió y en cambio el catolicismo sigue vivo allí.
El sacerdote croata Tomislav Kolakovic, eficaz creador de redes cristianas clandestinas;
antes estuvo en la URSS durante la Segunda Guerra Mundial y difundió, con el pseudónimo de “padre Jorge”, su relato ‘La resistencia de Dios‘
Hoy, el totalitarismo woke y la ideología de género
“¿Qué vemos hoy?”, añade Dreher. “Vemos que el totalitarismo woke se extiende, con la ideología de género, y se castiga a quien alce la voz. Toman la ciencia, la medicina, la acallan, la controlan... No creo que los cristianos podamos ‘vencer’ a esta ola mundial, pero sí podemos resistir, crear redes y comunidades de resistencia, ser fieles, y esperar a que se hunda por su propio peso. Y cuando se hunda, ahí seguiremos nosotros”.
Pero para sobrevivir a eso, hay que organizarse y prepararse a vivir con más austeridad y con coraje.
Dreher ha estado en Europa presentando su libro en varios países y se va enterando de más y más síntomas inquietantes. “Parece que Facebook en Bulgaria ha censurado los posts sobre mi libro, de periodistas que escriben sobre él. Al parecer, me han censurado como peligroso por lanzar un libro que dice que vivas sin mentiras”, comenta.
(En España, en los días finales de junio, Twitter ha confirmado que suspende definitivamente la cuenta del diputado por Sevilla y catedrático Francisco José Contreras, una persona muy correcta y respetuosa, al parecer por criticar la ideología transgenerista en un tuit).
Dreher no se basa en el optimismo (“los obispos eslovacos fueron optimistas en 1943 y fue un desastre”) sino en la esperanza cristiana y las promesas de Cristo, la alegría de vivir bien -es decir, con virtud-, según su mandato. “La esperanza cristiana es que, aunque nos quiten el empleo y nos encarcelen y nos señalen, Cristo nos une a Dios y con Él ese sufrimiento transforma y redime al mundo”.
Importante: contar el pasado, hablar de mártires y confesores
Dreher insiste que una de las cosas más importantes que hay que hacer ya, “mientras se pueda”, es contar el pasado, especialmente el de los mártires y los confesores, el de los cristianos valientes que dieron testimonio. (ReL lo hace aquí en su sección Mártires).
“Mira el caso de los mártires españoles del siglo XX. Eso pasó anteayer. Hay que contarlo, celebrar sus historias, aprender de su ejemplo. Si entiendes que eso es por el Señor, nos da esperanza. Muchas veces los que han sido encarcelados por la fe pueden escribir, pese a sus privaciones, de la sensación de alegría, felicidad y libertad interna que eso les produce”, añade.
Aceptar extraños aliados y amigos
Dreher cree que la resistencia cristiana de hoy, como la de los cristianos bajo el comunismo, va a tener que ser a la vez ecuménica (con la colaboración fraterna de católicos, ortodoxos y protestantes valientes) y abierta a grupos y movimientos que no son cristianos. Así lo hicieron los disidentes tras el Telón de Acero.
“Por la casa de la familia Benda, que eran católicos devotos, pasaban todo tipo de resistentes al régimen”, explica Dreher. “Kamila Benda me dijo que entonces, como hoy, estuvieron siempre muy abiertos a los no cristianos. ¡Había pocas personas con coraje para alzarse! Si encontrabas a una, la apoyabas como aliado. Los Benda era católicos firmes, pero casi todos sus amigos disidentes eran no creyentes, algunos con una vida muy bohemia. Pero colaboraban con amistad”.
La familia de Vaclav y Kamila Benda, disidentes católicos en la Eslovaquia comunista
El propio Rod Dreher ha encontrado apoyos insospechados en los últimos años. Por ejemplo, cita a Bari Weiss, de etnia judía, progresista, no creyente, durante muchos años columnista del The New York Times, hasta que dimitió harta de acoso woke. Hace unos meses escribía en su blog: “No podría recomendar el libro de Rod Dreher, Vivir sin mentiras, con más entusiasmo. Rod no sólo vio lo que se avecinaba antes que muchos, sino que tuvo el coraje de decirlo“.
“No necesitas ser cristiano para apreciar el emocionante libro nuevo de Rod Dreher”, escribe Bari Weiss, judía agnóstica
“Bari Weiss y yo podemos pensar cosas opuestas en muchos temas políticos, pero ella misma dice ‘nunca habría imaginado hace dos años que estaría ahora en el mismo lado que Rod Dreher‘”, añade el periodista.
Dreher también comenta el caso de un matrimonio de científicos ateos y de izquierdas de la Washington State University. La universidad los expulsó por la presión de una muchedumbre woke. ¿Su delito? Los woke decretaron un “día de los negros” en la universidad prohibiendo a los blancos acudir, la Policía dijo que ‘no podremos proteger a los blancos que decidan arriesgarse acudiendo’, ellos acudieron a su puesto de trabajo y se les clasificó como racistas y fueron ‘cancelados’. “Después leyeron mi libro y lo recomendaron”.
“Este libro es curioso en que llama la atención de gente quizá muy de izquierdas mientras que pone incómodos a algunos cristianos conservadores”, constata Dreher.
¿Deberían entonces los cristianos, que defienden la verdad sobre el sexo, el hombre y la mujer, ir con sus propias pancartas a las manifestaciones de las feministas contra las leyes trans?
“Sí, deberíamos, porque aunque no creamos todo lo que defiendan esas feministas, sí creemos que el sexo es binario y otras cosas verdaderas”, responde Dreher. “En Estados Unidos, por ejemplo, Ryan T. Anderson, que es un político y filósofo conservador, organiza jornadas y debates en las que trae a lesbianas que critican el transgenerismo porque es algo que daña a la mujer”.
“El problema del totalitarismo progresista y de la ola woke es que piensan que no tienen ya adversarios a su izquierda; todos los que son de izquierdas que les critican serán cancelados, así que muchos callan por miedo. Hay historias muy locas ya”.
No callar, y crear redes y comunidades
La única respuesta posible de los cristianos y otros disidentes, defiende Dreher, es hablar mientras se pueda y asociarse y crear redes, comunidades y grupos mientras se pueda.
“Los totalitarios necesitan mantenernos siempre separados, hacernos creer que estamos solos, que estamos locos, que nadie cree como nosotros”, apunta. Es como el cuento del Traje Nuevo del Emperador: todos veían que iba desnudo, pero cada uno pensaba ser el único y no se atrevía a decirlo.
“En Rumania mi editor organizó una presentación conmigo. Él pensaba que venderíamos 50 libros como mucho. Vinieron 500 personas y vendimos 400 libros de golpe. Esos rumanos me decían que lo que yo explicaba, ellos también lo veían y les indignaba, pero cuando lo comentaban con sus élites les decían ‘sois exagerados, no pasa nada’. Que un norteamericano venga a decir con claridad lo que ellos, en un país postcomunista, ya veían, les animaba a alzar la voz”.
Dreher lamenta que muchos líderes conservadores estén inactivos y fomenten la inacción. “O piensan que la ola woke ya ha triunfado y que no hay que hacer nada, o tienen miedo y no se atreven a actuar”, denuncia.
Dreher anima a crear asociaciones, comunidades y lazos fuertes entre cristianos. ¿Ayuda la pandemia a eso?
“Por desgracia, me temo que la pandemia, que debería habernos hecho mejores, más valientes y generosos, nos ha hecho peores. Conozco dos pastores protestantes en mi ciudad que han dejado el ministerio hundidos, no por la enfermedad, sino por la presión intolerante de feligreses. Unos les acusaban agriamente de ser demasiado cumplidores con las restricciones y confinamientos, y otros exactamente de lo opuesto”, lamenta Dreher.
Corporaciones que nos controlan: depender demasiado de tarjetas
Dreher admite que la pandemia pueden haberla utilizado los totalitarios para avanzar en sus planes. “Por ejemplo, se usan más tarjetas y menos efectivo. Pero en una sociedad sin efectivo, es más fácil seguir tu rastro. En China ya tienen una tarjeta de control social, con puntos que te permiten o prohíben hacer cosas. Yo uso tarjetas, claro, pero hemos de pensar en protegernos tanto del Estado como de las corporaciones invasivas”.
“El totalitarismo hoy en Occidente no son campos de gulag, son corporaciones que te controlan más que el Estado mismo, que saben lo que dices y te castigan por ello. Amazon ya no venderá libros que digan que lo transgénero es una condición mental que se puede tratar con terapia. En cambio, Amazon sí sigue vendiendo el ‘Mein Kampf’ de Hitler. El poder de Amazon sobre lo que se puede pensar es brutal: vende la mayoría de los libros del país y edita los libros de tiradas pequeñas que los editores medianos no se atreven a lanzar”.
“Este totalitarismo bajo ropaje de democracia no te enviará mucho la policía a tu casa, simplemente harán desaparecer tu voz o te harán desaparecer de la economía, como en China”, advierte el periodista.
“Hace pensar en eso que dice el libro de Apocalipsis (Ap 13,17): ‘y la gente ya no podrá comprar ni vender sin el número de la Bestia’. De adolescente pensé: ¿cómo podría ser un sistema así? Bueno, ahora ya lo sabemos: si todo es electrónico, el Estado puede controlarlo todo dándole a un botón”.
¿Entrenar a los hijos para la disidencia ya?
La primera resistencia y disidencia pasa por proteger y educar a nuestros hijos pero ¿cuánto deben los cristianos involucrar a sus hijos menores, llevarlos a manifestaciones o protestas, formarlos para la disidencia?
“La familia Benda, en su disidencia bajo el sistema comunista, que todo lo englobaba e invadía, entendía que sólo podrían proteger a sus niños implicándolos en la lucha. Personas torturadas e interrogadas por la policía pasaban por casa de los Benda, lloraban allí, y los niños lo veían. Entendían la lucha de sus padres y de los amigos de sus padres”.
“En esa casa los padres leían en voz alta a sus hijos El Señor de los Anillos de Tolkien. Kamila Benda me dijo que eso era importante porque sabían que la tierra oscura de Mordor era real. Los chicos, antes de entender el marxismo y sus males, entendieron Mordor, su maldad, sus seducciones, la necesidad de combatir, y veían que sus padres eran como la Comunidad del Anillo. Y les ponían el vídeo de ‘Sólo ante el peligro’, muchas veces. ¡Me encanta!”
“Yo mismo no suelo hablar de política con mis hijos, quiero mantenerles cierta inocencia. Pero sí les hablo del totalitarismo blando, para que lo detecten. La ideología de género acosa a los niños, hacen programas infantiles de canciones con drag queens y llenan las teleseries de niños con dos papás, dos mamás…”
“Si no respondemos, nos hundirán. Muchos padres, quizá buenos cristianos, se rinden pensando que no pueden luchar. Claro que a todos nos da pereza luchar, que queremos hacer vida de hobbit confortable en La Comarca. Pero como los Jinetes Negros de Mordor ya están en La Comarca, tenemos que luchar”.
‘Vivir sin mentiras‘ se puede adquirir en librerías y aquí en Ediciones Encuentro.
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