“Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí”
Evangelio según S. Juan 14, 1-6
Dijo Jesús a sus discípulos: «No se turbe vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino». Tomás le dice: «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Jesús le responde: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí».
Meditación sobre el Evangelio
S e marcha y el aviso a Pedro los ha entristecido. Solícito los consuela, les aconseja persuasivo: No os apuréis, tened fe en Dios y en mí. Cuántas veces os he hablado del Padre, cómo os quiere, cómo os cuida; cuántas veces habéis visto que no engaño y que el poder de Dios está conmigo. Ea, aprovechad este conocimiento; creed en Dios y creed en mí, que todo se os pondrá bien y que resultará magnífico para vosotros. En la casa de mi Padre hay palacios y palacios, uno para cada uno de vosotros; voy a prepararlos. Si no fuesen las cosas tan prometedoras sabéis que os lo habría confesado, pues nunca os engaño; mas siempre os he pronosticado un porvenir radiante.
Como a niños nos habla lenguaje de hada, para que nos ilusionemos. El cuento será verdad. Añade: Por cierto que el camino lo conocéis. Habla en alegorías con sublime poesía, jugando con sus discípulos para alucinarlos y sacarlos de tristeza. ¿Que sabemos el camino?, objeta Tomás; conque ni sabemos dónde vas, ¿cómo conocer el camino? Para llegar a esas moradas celestiales, ilustra Jesús, yo soy el camino; mi vida, siendo vuestra, os lleva hasta allí.
Yo os he traído la verdad que conduce a la vida; incorporarse mis ideas es incorporarse la verdad y la vida de Dios; poseer esa verdad, vivir esa vida, es el camino que os traslada adónde voy. Al Padre voy; Él es infinito y en su felicidad caben todos, holgadísimamente caben, cual si cada uno dispusiera de espacios sin horizonte ni límite. Esas son vuestras mansiones, más grandes, dichosas y ricas de lo que imaginasteis cuando os figurabais palacios de mármol y oro con estanques y bosques y soles y estrellas.
Al Padre se llega tomando mis criterios, aceptando mi evangelio. Muchos actualmente tratan de arribar al cielo oponiéndose a mí; incluso me anatematizan y matan. Muchos posteriormente prescindirán de mi evangelio. No se llega al Padre sino por mí. Los que no tuvieron noticia, si guardan mi doctrina de caridad, llegarán; eso es también ir por mí.
Fuera de mi doctrina no se llega.
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