Su voz es para el “cante”, pero en el corazón de Virginia Gámez reina Dios
Esta cantaora, reconocida con numerosos premios a una tempranísima edad, cuenta al portal web de la diócesis de Málaga que durante toda su vida ha estado cerca de Dios a través de la oración. “Siempre he sentido la oración como una especie de bálsamo o sanación en mi interior. También rezo cantando, que la mayoría de las veces es la mejor forma para expresarme que encuentro”, confiesa.
Profesora de cante en distintas instituciones de Málaga y Sevilla, ha participado en Bienales del Flamenco en Sevilla, Málaga, Argentina e incluso, ha actuado en el Suzanne Dellal Theatre de Tel Aviv (Israel). En su último trabajo, “Baúl”, se ha hecho acompañar por grandes artistas como Manuel Lombo o Diana Navarro. Su momento preferido para hacer silencio y rezar es la noche, cuando el día ya ha acabado y puede dedicar un momento sereno en el trajinar diario. En momentos especiales de su vida, ha sido su baluarte. “Cuando mi padre se fue al cielo me aferré aún más a ella”, confidencia.
La artista no duda en invitar a que nos acerquemos a la oración de forma continua. “Es una bella forma de seguir conectado al amor, a ese Dios que es amor, y superar las veces en que hay cierta desconexión por parte del ser humano. La oración nos ayuda mucho”.
Saeta por la salud
Entre sus oraciones habituales, comenta, se encuentran el Padrenuestro, el Ave María y el Ángel de la Guarda, pero cuando Virginia compone cantos religiosos, también reza. Su trayectoria le ha llevado a cantar en las catedrales de Málaga y Sevilla, y en iglesias de Málaga, como la de El Buen Pastor y Madre del Buen Consejo, y también en Lucena.
La saeta es, sin duda, su plegaria cantada favorita. De hecho, tiene compuestas varias que canta con maestría, como esta en la que pide salud ante la dura prueba del Coronavirus:
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