Volvió de Medjugorje y sintió la necesidad de rezar por las benditas almas
Paula es una mujer separada y con dos hijos adolescentes con una infancia tranquila y con unos padres que las dieron mucho amor. En un momento de su vida donde en su trabajo parece que la iban a despedir, su hermana la propuso hacer un viaje muy especial en un lugar desconocido en aquel momento: Medjugorje. “Como no había tenido vacaciones, pensaba que esas iban a ser mis mejores vacaciones para descansar ese año”, explica. Nada más lejos de la realidad a ella no le parecía que ese viaje era la idea que ella tenía a unas vacaciones. Recuerda lo mucho que las hacían madrugar, tenían que subir a un monte, bajar, rezar un rosario detrás de otro, y tantas otras cosas. “Allí me empecé a tranquilizar y a sentir una alegría impresionante”, recuerda.
Cuando volvió a Madrid recuerda que volvió como en una nube, flotando. “Sólo le pedía a la Virgen María que me diera alegría, estar contenta por dentro porque por fuera es muy fácil. A los dos meses me echaron del trabajo como era de esperar”, comenta. Y es que su vida no cambió con respecto a los problemas que le seguían sucediendo y tenían que resolver pero si que recuerda un sentimiento de tener una paz tremenda. “Desde entonces mi vida la vivo de otra manera, siento mucha paz en el corazón, los problemas siguen ahí pero puedo con ellos. Me siento acompañada de la mano de María”, reconoce. La familia de Paula siempre ha sido una familia de tradición católica, les enseñaron a rezar ya desde pequeñas pero es a partir de Medjugorje cuando Paula tiene un encuentro muy especial con el Señor.
“Fue cuando pude conocer de verdad el amor de Él. Me hizo ver cómo me amaba desde siempre y yo había estado mendigando el amor”. La vuelta de Medjugorje incentivó en Paula un ansia grande por la adoración y también sembró en ella unas grandísimas ganas de rezar por las benditas almas que terminó por convertirse en una iniciativa que desean de corazón llevar a las parroquias. “Cuando volví no sé por qué razón pero empecé a rezar mucho por las benditas almas, esto se juntó a que en mi caso empecé a tener un conocimiento mayor de mi linaje, de mis antepasados y de mi vida. Supe de una persona del pasado que había hecho mucho daño a mi familia y ésto en vez de hacerme rechazarlo que sería lo que haría cualquiera, empecé a rezar por su alma, explica. Toda esta experiencia que comenzó hace ya ocho años la han querido hacer realidad ella y su hermana este año. “Queremos dar a conocer que hay unas benditas almas, la gente se muere, pero no nos morimos, seguimos vivos en otro sitio y estamos necesitados.
Esas benditas almas que son las personas que han muerto en gracia de Dios pero que no pueden en ese momento disfrutar de su luz y de su presencia, por la misericordia del Señor, pueden estar en el purgatorio”, explica Paula.
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