El templo del Rey Salomón: una casa de oración para todos los pueblos
Os presentamos un programa más de ‘Conociendo las Escrituras’ presentado por Beatriz Ozores. En este capítulo recordaremos que de todos los logros de Salomón, el que el pueblo de Israel más recordaría fue el de la construcción del Templo, que representaba el símbolo arquitectónico de su alianza con Dios, el lugar donde la gloria de Dios moraba entre ellos. David había preparado el camino, adquiriendo el terreno donde habría de edificarse el Templo, pero sería su hijo el que supervisaría por sí mismo la construcción.Israel se había hecho famoso en tan poco tiempo, que no había artesanos ni artistas capaces de construir una estructura tan espléndida como la que Salomón había imaginado. Por ello se dirigió al viejo amigo de su padre, el rey Jiram de Tiro, que también era famoso por su sabiduría y gloria.
El rey Jiram envió materiales y artesanos fenicios cualificados para el trabajo. De manera que, en la práctica, el Templo de Dios, el centro del culto de Israel, fue construido por gentiles. Y es que sería también un lugar donde los gentiles serían bienvenidos. En la Dedicación del Templo, Salomón rezó por su pueblo, Israel. Pero también rezó por los pueblos del resto del mundo. “Incluso el extranjero que no pertenece a tu pueblo Israel, cuando venga de un país lejano por causa de tu nombre pues se oirá hablar de tu gran nombre, de tu mano poderosa y de tu brazo extendido-, cuando venga y rece en este Templo, Tú escucharás en el cielo, lugar de tu morada, y obrarás según todo aquello por lo que clame a ti el extranjero, para que todos los pueblos de la tierra reconozcan tu nombre, te teman lo mismo que tu pueblo Israel, y sepan que tu nombre es invocado en este Templo que yo te he edificado” (1 R 8, 41-43). La oración de Salomón es que el Templo se convierta en “una casa de oración para todos los pueblos”, como leeremos más adelante en Isaías 56, 7. “El Templo de Jerusalén, la casa de oración que David quería construir, será la obra de su hijo, Salomón. La oración de la Dedicación del Templo (cf. 1 R 8, 10-61) se apoya en la Promesa de Dios y su Alianza, la presencia activa de su Nombre entre su Pueblo y el recuerdo de los grandes hechos del Éxodo.
El rey eleva entonces las manos al cielo y ruega al Señor por él, por todo el pueblo, por las generaciones futuras, por el perdón de sus pecados y sus necesidades diarias, para que todas las naciones sepan que Dios es el único Dios y que el corazón de su pueblo le pertenece por entero a El”. Antiguas tradiciones nos dicen algo más acerca de lo que el pueblo de Israel pensaba sobre su Templo. Según estas tradiciones, Salomón construyó la casa de Dios sobre una roca, una piedra enorme que sobresalía junto a la ciudad de David. La roca era tan inmensa, que la leyenda local decía que era la puerta del seol, el mundo infernal, lo que los griegos llamaban Hades. Según esa tradición, el Templo de Salomón sellaba el infierno, y las puertas del Hades no prevalecerían sobre él.
La tradición dice también que el Templo fue construido en el mismo lugar donde Abrahán se dispuso a sacrificar a Isaac. Cuando el edificio estuvo terminado, Salomón reunió a todos los líderes de Israel y mandó que los sacerdotes llevaran el Arca de la Alianza desde la tienda donde estaba hasta el Templo. “Y cuando los sacerdotes salían del Santuario, la nube llenó el Templo del Señor. Y los sacerdotes no pudieron permanecer allí ni realizar su sacrificio a causa de la nube, porque la gloria del Señor había llenado el Templo del Señor” (1 R 8, 10-11). ¡No te pierdas el programa completo con el que aprenderás cosas que ni conocías!
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