La madre que perdió a sus gemelas y unió su corazón crucificado a la Virgen de los Dolores
(ACI) Amanda Evinger es una periodista del National Catholic Register que relata cómo fue para ella perder a sus hijas gemelas, y cuenta que pudo entender el sentido de su profundo sufrimiento de la mano de la Virgen de los Dolores, a quien la Iglesia celebra hoy.
En el artículo titulado “En esta crisis, une tu corazón al de Nuestra Señora de los Dolores”, Evinger relata que “seis semanas después de que mis gemelas siamesas murieron, fui a confesarme, y le dije al sacerdote que lamentaba estar molesta con Dios”.
“Hasta hoy aún no estoy segura sobre quién era el sacerdote, pero ciertamente dijo algo que cambió el rumbo de mi vida, tal vez en más formas de las que puedo entender”.
“Él me dijo: ‘Sé que debe ser muy pero muy difícil, pero necesitas darle gracias a Dios porque tuviste la oportunidad de ser como Nuestra Señora de los Dolores. No a muchas mujeres se les ha dado tal gracia extraordinaria’”, dijo la periodista.
La periodista del National Catholic Register escribió luego que “sentí algo de ira cuando escuché por primera vez las palabras del sacerdote y me transporté al momento en que tuve sus cuerpos fríos y sin vida en mis brazos. Sin embargo, gracia la gran bondad de Dios, esta ira se fue y con el tiempo comencé a ver que las palabras del sacerdote eran un bálsamos para mi alma herida”.
“Ahora me doy cuenta que fue providencial que mis gemelas comenzaran a morir el 15 de septiembre, en la fiesta de Nuestra Señora de los Dolores, y finalmente murieran al día siguiente. Dios puede hacer cosas extraordinarias con nuestros sufrimientos, solo si se lo permitimos”.
Evinger destacó asimismo que “nuestras angustias, nuestros dolores corporales, nuestras batallas espirituales, todas estas cosas pueden ser transformadas en victorias por el amor del Crucificado”.
“Cuando ofrecemos nuestros sufrimientos a Cristo a través de la intercesión de Nuestra Señora de los Dolores, estos se hacen puros a la vista de Dios, suscitando una gran cosecha de gracias divinas”, resaltó.
Esta advocación mariana viene desde muy antiguo, desde los orígenes de la Iglesia católica, cada vez que los cristianos recordaban los dolores de Jesús, que estuvieron asociados a los de su Madre.
A inicios del siglo XIX, en 1814, fue instituida como Fiesta por el Papa Pío VII, quien dispuso que se celebre cada 15 de septiembre.
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