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Día del Padre: 6 papás que alcanzaron la santidad

Día del Padre: 6 papás que alcanzaron la santidad

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(ACI) Dentro de la Iglesia Católica hubo hombres que en diferentes épocas dieron testimonio de una verdadera y santa paternidad. A pocos días de celebrarse el Día del Padre este domingo 21 de junio, presentamos una breve reseña de algunos papás que alcanzaron la santidad.

1.- San José

Dios le encomendó a San José una gran responsabilidad y privilegio: ser el padre adoptivo de Jesucristo y casto esposo de la Virgen María.

San José era carpintero y descendiente del rey David. Cuando fue a Belén con María para registrarse en el censo, ella dio a luz a Jesús en un establo y luego tuvieron que huir a Egipto para evitar que el Niño fuera asesinado por orden del rey Herodes.

San José educó a Cristo y le enseñó el oficio de carpintero. Se le conoce como el “Patrono de la Buena Muerte” porque, según la tradición, murió acompañado y consolado por Jesús y María.

En un discurso, el Papa Francisco destacó que San José supo descansar en Dios en la oración, levantarse con Jesús y María y ser una voz profética en medio del mundo.

2.- San Luis Martin

San Luis Martin fue esposo de Santa Celia Guérin y padre de cinco hijas. Entre ellas se destacan Santa Teresa de Lisieux, Doctora de la Iglesia; y Leonia, cuya causa de beatificación se abrió en 2015.

Cuando era joven, Luis quiso ser religioso de la Congregación Hospitalaria del Gran San Bernardo, pero no fue admitido porque no sabía latín. Aprendió el oficio de relojero y se estableció en Alençon (Francia), donde conoció a su futura esposa.

Luis y Celia se casaron el 13 de julio de 1858 y tuvieron nueve hijos, de los cuales sobrevivieron cinco mujeres. El matrimonio tenía una intensa vida espiritual y formó a las niñas para que fueran buenas católicas y ciudadanas respetables.

En octubre de 2015, Luis y su esposa Celia fueron el primer matrimonio en ser canonizado. Su fiesta se celebra el 12 de julio, día de su aniversario de bodas.

3.- Santo Tomás Moro

Santo Tomás Moro nació en Londres en 1477 y en 1505 se casó con Jane Colt, con quien tuvo un hijo y tres hijas. Sin embargo, su esposa murió joven y él volvió a contraer nupcias con Alice Middleton.

San Juan Pablo II dijo que Santo Tomás Moro fue “un marido y un padre cariñoso y fiel, profundamente comprometido en la educación religiosa, moral e intelectual de sus hijos. Su casa acogía yernos, nueras y nietos”.

Su excelente carrera como abogado lo llevó al parlamento inglés y años más tarde llegó a ocupar puestos importantes del gobierno, luego de que su libro “Utopía” llamara la atención del rey Enrique VIII.

Fue encarcelado por oponerse a los deseos del monarca de repudiar a su esposa para casarse con otra mujer y separarse de la Iglesia Católica para formar la Iglesia Anglicana.

Su hija Margarita lo visitaba en la prisión con frecuencia y rezaban juntos. Por mantenerse firme en sus convicciones fue declarado traidor y decapitado el 6 de julio de 1535.

4.- San Isidro Labrador

Desde pequeño, San Isidro trabajó labrando, cultivando y cosechando campos en España.

Se casó con una campesina que también llegó a ser santa: María de la Cabeza. Tuvieron un hijo que, según la tradición, cayó a un pozo con una canasta. Rezaron con fervor y entonces las aguas empezaron a subir hasta que apareció el pequeño ileso.

Los domingos por la tarde solía pasear con su familia por los campos. Después de haber criado a su hijo, San Isidro y Santa María de la Cabeza decidieron separarse para tener una vida entregada totalmente a Dios. Él se quedó en Madrid y ella partió a una ermita.

San Isidro pasó el resto de su vida labrando los campos y rezando. Murió el 30 de noviembre de 1172.

5.- San Luis de Francia

Luis IX  nació en 1214 y fue coronado rey de los franceses a los doce años, bajo la regencia de su madre quien le solía decir: “Hijo, prefiero verte muerto que en desgracia de Dios por el pecado mortal”.

El rey se distinguió por su bondad, justicia, caridad y piedad. Educó a sus hijos tal como lo hizo su madre con él.

Participó en dos cruzadas para recuperar los lugares santos y frenar las invasiones musulmanas. En la segunda cruzada enfermó de disentería cerca de Cartago (norte de África). Murió en agosto de 1270.

Dejó un “testamento espiritual” al hijo que le sucedería, el futuro Felipe III, donde le  da instrucciones para ser un gobernante sabio, justo y santo. Puede leer el texto completo AQUÍ.

6.- San Esteban de Hungría

San Esteban fue rey de Hungría, esposo de la Beata Gisela de Baviera y padre de San Emerico.

Tuvo un gran cariño por la Iglesia y procuraba ser un ejemplo de piedad para sus súbditos. Solía disfrazarse para salir de noche a repartir ayudas.

Educó a su hijo con esmero y le dejó escritos varios consejos sobre las virtudes que debe cultivar un monarca. Puede leerlos AQUÍ.

Juntos defendieron al reino del ataque de Conrado II, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Sin embargo, el joven falleció durante una cacería. Cuando se enteró de la noticia, Esteban exclamó: “El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó. Bendito sea Dios”.

El rey nombró como sucesor a su sobrino Pedro Orseolo. El santo murió el 15 de agosto de 1038, día de la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María, de quien fue un gran devoto.

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