Nuevo libro afirma que fuentes islámicas también hablan sobre la Sábana Santa
(ACI) Un nuevo libro sobre la Sábana Santa de Turín se ha publicado en Italia y pretende ofrecer nuevas evidencias científicas sobre esta reliquia que, según la tradición, envolvió el cuerpo de Jesús en el Santo Sepulcro y contiene grabada su imagen.
Con el título de “Nuova luce sulla Sindone” (Nueva luz sobre la Síndone), la autora, la experta italiana en iconografía cristiana Emanuela Marinella, establece una coincidencia entre la Sábana Santa conservada en Turín y el Lienzo Sagrado que envolvió el cuerpo de Jesús en el Santo Sepulcro de Jerusalén.
En declaraciones a ACI Prensa, Emanuela Marinella señaló que entre las aportaciones del libro están “las fuentes islámicas que hablan de un paño con la impronta de Jesús”. En el libro se habla también “de la liturgia medieval explicada en la Síndone”.
“Toda la primera parte es una parte histórica donde buscamos las trazas de la existencia de la Síndone en Oriente Medio antes de su llegada a Europa, y hablamos de la posibilidad de que haya sido Judas Tadeo quien conservó la Síndone. También hablamos de toda la influencia iconográfica de la Síndone en la historia del arte, y luego hay un recorrido de las evidencias científicas”.
De hecho, el libro recoge los resultados científicos en diferentes disciplinas con resultados tanto de investigación archivística como de laboratorio.
En definitiva, “es un libro histórico, un libro científico y un libro de espiritualidad, algo que no es fácil de encontrar sobre este tema”.
En la introducción al libro, la propia autora describe la Sábana Santa como “una larga tela de lino de 442 cm x 113 cm que realmente envolvió el cadáver de un hombre flagelado, coronado de espinas, crucificado con clavos y atravesado por una lanza en el costado”.
En la tela “es visible la impronta en negativo del cuerpo que envolvió, además de las manchas de su sangre, que es sangre humana real del grupo AB, emanada de las heridas del cadáver durante un tiempo elaborado de entre 36 y 40 horas. Una antigua tradición la considera el sudario fúnebre de Jesucristo”.
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