Papa Francisco invita a aprender a “escuchar el silencio”
(ACI) Al comienzo de la Misa en la capilla de la Casa Santa Marta de este martes 21 de abril, el Papa Francisco animó a apreciar el silencio actual que existen en muchas ciudades durante este tiempo de pandemia del coronavirus, COVID-19.
De este modo, el Pontífice alentó a aprovechar el silencio actual que se experimentan en muchas ciudades para incrementar la capacidad de escucha.
“En este tiempo hay mucho silencio. Incluso se puede ‘oír’ el silencio. Que este silencio, que es un poco nuevo en nuestros hábitos, nos enseñe a escuchar, nos haga crecer en nuestra capacidad de escucha. Recemos por esto”, animó el Papa.
En primer lugar, el Papa indicó que “el dinero divide a la comunidad. Por esta razón, la pobreza es la madre de la comunidad, la pobreza es el muro que protege a la comunidad”.
Además, al referirse a la vanidad, a ese “deseo de sentirse mejor que los demás”, el Pontífice recordó la oración del fariseo relatada en el Evangelio: “gracias, Señor, porque no soy como los demás” y subrayó que “la vanidad divide, porque la vanidad te lleva a ser un ‘pavo real’ y donde hay un ‘pavo real’, hay división, siempre”.
En esta línea, el Santo Padre destacó que las habladurías son eso “que el diablo coloca” en cada persona, “como una necesidad de hablar de los demás”. Por ejemplo, cuando alguien dice: “qué buena persona es esa… Sí, sí, pero, pero…” -y añadió- “inmediatamente el ‘pero’, que es una piedra para descalificar al otro e inmediatamente algo que escucho decir, y así disminuyo un poco al otro”, dijo el Papa.
De este modo, el Papa Francisco recordó que “el Espíritu Santo no es el mundo: está ‘contra’ el mundo, es capaz de hacer (estos) milagros”, concluyó el Papa al comentar esta narración bíblica del capítulo 4 del Libro de los Hechos de los Apóstoles.
Lectura comentada por el Papa Francisco:
Hechos 4:32-37
32 La multitud de los creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma. Nadie llamaba suyos a sus bienes, sino que todo era en común entre ellos. 33 Los apóstoles daban testimonio con gran poder de la resurrección del Señor Jesús. Y gozaban todos de gran simpatía. 34 No había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que poseían campos o casas los vendían, traían el importe de la venta, 35 y lo ponían a los pies de los apóstoles, y se repartía a cada uno según su necesidad. 36 José, llamado por los apóstoles Bernabé (que significa: «hijo de la exhortación»), levita y originario de Chipre, 37 tenía un campo; lo vendió, trajo el dinero y lo puso a los pies de los apóstoles.
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