Te proponemos una virtud para afrontar el miedo
(ACI) El Arzobispo de Los Ángeles y presidente del Episcopado estadounidense escribió un artículo titulado “La virtud que confronta al miedo”, publicado íntegramente en el sitio web de ACI Prensa.
“Esta semana nos enfocaremos en la fortaleza, esa virtud moral que fortalece nuestras almas ante las dificultades y la oposición, para que podamos hacer frente a nuestros temores, superar nuestro cansancio y hacer los sacrificios que debemos realizar para cumplir con nuestros deberes cristianos”, explicó el Prelado de origen mexicano.
El Arzobispo recordó luego que “Jesús dijo que el mundo odiaría a los cristianos, así como lo odió a Él. Millones de personas enfrentan hoy todavía ese odio que se expresa en violencia, persecución y martirio. En nuestra sociedad secular, el odio es menos dramático, pero no menos real. Nuestro ‘martirio’, puede presentarse, frecuentemente, bajo la forma de las burlas o la marginación social y política”.
“En nuestra vida diaria, tenemos necesidad de fortaleza para defender a Jesucristo y los valores de su Evangelio, para luchar por lo que es verdadero y bueno en la sociedad, para combatir la cultura que niega la santidad y la dignidad de la vida humana”, continuó.
“Tener fortaleza no significa no tener miedo”, precisó luego.
El Arzobispo de Los Ángeles explicó que “es natural tener miedo cuando se nos amenaza con lesiones o con maldad, o tener miedos “menores” como el miedo a ser avergonzados o humillados o a perder nuestro medio de vida o nuestra posición profesional por vivir el Evangelio. La fortaleza no elimina estos temores, pero la fortaleza nos ayuda a no ser gobernados por el miedo”.
“La fortaleza la ejercitamos mediante un acto de la voluntad. Podemos pensar que no tenemos la fuerza para ello. Y eso es absolutamente cierto; nosotros no la tenemos”, subrayó.
“Jesús es nuestro modelo en la virtud de la fortaleza como lo es en cualquier otra virtud”, y toca pedirle a Él que la haga crecer en cada uno. “Como sucede con todas las demás virtudes, la fortaleza crece con la práctica”, agregó.
Teniendo todo esto presente, prosiguió el Prelado, “todos los días encontraremos oportunidades para hacer pequeños actos de valor: defender a la Iglesia cuando escuchamos que es criticada o ridiculizada, rehusarnos a entrar en chismes, poner de manifiesto nuestra opinión cuando vemos algo que no es ético o correcto en nuestro lugar de trabajo o en nuestras comunidades. Por supuesto, nuestros actos de fortaleza siempre deben ser guiados por la prudencia”.
“También crecemos en la fortaleza al practicar la negación de nosotros mismos y aprendiendo a aceptar las pequeñas irritaciones, inconvenientes y sufrimientos que experimentamos todos los días, desde los malestares y dolores, hasta las enfermedades e incomodidades, o el sentimiento de haber sido insultados o no apreciados”, destacó.
El Arzobispo alentó a pedirle siempre a Dios la fortaleza. “Si lo hacemos, con el tiempo nos iremos dando cuenta de lo que los santos saben bien: que en nuestra debilidad, la gracia de Dios nos es suficiente y que podemos salir victoriosos a través de Jesús, que nos ama”, concluyó.
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