(ACI) La vida, conversión y santidad de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús (jesuitas), llega a México y se estrenará en las salas de Cinemex este viernes 4 de octubre.
“Ignacio de Loyola”, escrita y dirigida por Paolo Dy y distribuida por Goya Producciones, se estrenará simultáneamente en más de 50 ciudades mexicanas, entre ellas Ciudad de México, Monterrey, Guadalajara, Puebla, Tijuana, Acapulco, Cancún y Ciudad Juárez.
La película sobre el fundador de los jesuitas llega en el marco del Festival Internacional de Cine Católico, que ha traído antes producciones como “El Misterio del Padre Pío”, “Dos Coronas”, sobre la vida de San Maximiliano Kolbe, y “Papa Francisco: Un hombre de palabra”.
En diálogo con ACI Prensa, Andreas Muñoz, actor que encarna a San Ignacio de Loyola, destacó cómo la película presenta dos ángulos marcados en la vida del santo español: “El soldado, ambicioso, que llega hasta un punto en que se despoja de sus ropajes nobles y se convierte en otro totalmente diferente: más calmado, que se despoja de todas sus ropas y da su vida a los demás”.
Para poder llevar a las pantallas a un personaje de la talla de San Ignacio, Muñoz se tuvo que sumergir en sus biografías y escritos, así como en sus Ejercicios Espirituales.
Nacido en 1990, Muñoz se graduó en el Royal Conservatoire of Scotland en 2014 y ha trabajado con directores de la talla de Guillermo del Toro.
Ha participado en 16 películas, programas de televisión españoles y obras teatrales como Hamlet.
Para el joven actor, uno de los principales desafíos que tuvo durante la producción de “Ignacio de Loyola” fue “humanizar” el personaje, pues “es muy fácil decir estamos llevando a cabo la vida de un santo, pero como todos sabemos un santo no nace santo. Es un ser humano que ha sido canonizado y se ha convertido en santo después de haber hecho diferentes méritos a lo largo de su vida”.
Para Muñoz era clave poder mostrar en el cine “qué le pasó a Íñigo de Loyola y por qué cambió y dio su vida a Dios”.
Durante la producción, dijo, descubrió cosas que desconocía del santo español, como que “estuvo enamorado de la princesa Catalina. Entonces, pudo elegir llevar una vida y casarse con Catalina de Aragón. Pero no, decidió dar su vida a Dios”.
Muñoz destacó además que esta “es una película que está hecha para todos los públicos”, y que “está narrada desde un punto de vista bastante épico, de mucha aventura. Muy desde el amor también y muy poética”.
Por su parte, Gaby Jacoba, directora del Festival Internacional de Cine Católico, aseguró a ACI Prensa que llevar la vida de San Ignacio de Loyola a los cines mexicanos “ha sido una bendición”.
“Es una joya en la producción, en el arte, en la actuación, pero también en el mensaje y la evangelización. La manera en que se aborda la vida y la santidad de San Ignacio es impactante”, señaló.
Para Jacoba resulta importante que “este tipo de cine siga llenando los corazones de amor, de fe y esperanza, de lo que estamos necesitados ahorita”.
La directora del Festival Internacional de Cine Católico destacó además que las producciones católicas son ya “un fenómeno”.
“Hablando con gente de la industria del cine, nos dicen que nunca había habido en el cine católico presencia en un mercado como este”, dijo.
Jacoba subrayó que “la gente está interesada en ver estas películas, las está apoyando, está abarrotando los cines”, y esto pasa “no solo en México, también en Argentina, Perú, toda Centroamérica”.
“Dios nos ha permitido poder llegar, comunicar este contenido”, expresó.
Para Jacoba “el cine se puede volver un medio de evangelización”.
“La idea es que cada vez podamos tener mejores producciones y que sean historias tan bien contadas que estén al nivel de las mejores producciones de Hollywood”, señaló.
Para los católicos, dijo, es importante que no solo vean una película, sino que “vivan una experiencia de comunidad, como cuando vamos a un concierto de música católica, que vas con tu pareja, con tu familia, con tus amigos”.
Jacoba también destacó que “estamos trabajando con el proyecto de misioneros del Festival: grupos de jóvenes que se integren en cada estado, cada país, y digan voy a mi parroquia y voy a invitar a ver San Ignacio”.
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