¿Quién cuida la llave del Santo Sepulcro? Un video que muestra este significativo ritual
(Catholic-Link) Recientemente, Dios nos bendijo permitiéndonos visitar Israel y la Basílica del Santo Sepulcro. Estábamos profundamente emocionados por ir. La sola historia del lugar es increíble y siembra un montón de preguntas sobre cómo es que ha logrado sobrevivir a un sinfín de invasiones a través de la historia.
La Basílica del Santo Sepulcro se encuentra en la hoy llamada «antigua Jerusalén», o la parte de la ciudad dentro de las murallas que antiguamente la defendieron de múltiples batallas. En específico, el lugar santo está situado en el Gólgota, lugar en donde, según los Evangelios, se produjo la crucifixión y resurrección de Jesús.
En sí, este es uno de los centros cristianos más importantes, incluso es considerado el lugar más sagrado de la cristiandad. En esta ocasión, tuvimos la fortuna de contar con un excelente guía: el Padre Jaime, un sacerdote español cuya formación en el tema era profunda. Él nos contó, antes de entrar, cómo el lugar había sido dividido, para su administración, entre diversas denominaciones cristianas que incluían a los armenios, los ortodoxos, los coptos y los mismos católicos.
1. ¡Ha estado dividido por siglos!
Es impresionante ver cómo los excesos de ornamentos y cirios ortodoxos contrastan con la austeridad franciscana y las influencias de Oriente. Todos conviven, pero no se mezclan. Incluso se turnan para las diferentes tareas que el recinto requiere y los momentos de oración.
La historia del lugar impresiona. Desde los años 300s, por encargo del emperador Constantino, el obispo de Jerusalén –Macario- inició la destrucción de los edificios paganos que habían sido construidos en el Gólgota para buscar la tumba vacía de Cristo.
Al encontrarla, se ordenó construir un imponente complejo alrededor y fue inaugurado en el 335. No obstante, para los años 600s el lugar sufrió una invasión, seguida de la conquista árabe, que estuvo acompañada por saqueos y destrucciones masivas. Esto cambió su historia por siglos.
Fue hasta la transformación cruzada que el lugar fue recuperado por los Cristianos que conquistaron la Ciudad Santa. A pesar de otros intentos de conquista, en el año 1342, bajo la aprobación del Papa Clemente VI, el honor de custodiar los Lugares Santos se otorgó a la orden Franciscana.Aunque esta custodia tuvo que compartirse con las demás denominaciones cristianas, buscando la común unión.
2. Cambios a través de la historia y una gran sorpresa
Lo interesante es saber que, desde su existencia, el lugar ha soportado muchísimos cambios políticos, sociales y religiosos en la región; pero su esencia jamás se ha perdido. Tanta ha sido su importancia histórica que particularmente puede afirmarse que ahí, justo ahí es donde sucedió el relato más inaudito del Evangelio.
Lo más curioso de todo es que, a pesar de que el recinto está dividido por denominaciones cristianas, las llaves de la puerta principal no las tienen ellos, sino… ¡dos familias musulmanas!
Cada día, a las 4 a.m., el padre de una de las familias sale de su hogar y se dirige a la puerta de la basílica para entregar la llave al segundo (encargado de abrir el lugar). Esto lo hicieron sus padres, sus abuelos y sus demás antepasados, desde 1187.
Algo similar sucede al anochecer. Cerca de las 9:00 p.m., uno de los representantes cuyo hogar se encuentra literalmente al lado de la basílica, se acerca a la puerta principal y la toca varias veces esperando iniciar con el ritual de cierre. Tras esperar que los peregrinos visitantes salgan, un gran número de representantes religiosos se postran al interior en espera del cierre, ante un pequeño número de espectadores del otro lado de la puerta.
El musulmán cierra las puertas y no se vuelven a abrir hasta el día siguiente. Este ritual tiene siglos de existir y aunque en un principio se propuso como medio para solucionar las discordias en los momentos de conflicto y mantener el status quo, hoy se ve como un acuerdo de paz entre todos los involucrados.
3. A veces las soluciones menos esperadas son las más efectivas
¿Curioso no? Terminamos la peregrinación con el grupo con el que habíamos viajado y teníamos un día libre. Decidimos visitar algunos lugares cercanos a Jerusalén y, para las seis de la tarde volvimos al Santo Sepulcro.
Para nuestra grata sorpresa, ¡el lugar estaba prácticamente vacío! En nuestra primera visita, habíamos tardado mucho en hacer fila para entrar y pasar a los lugares santos, pero ahora no había que esperar.
Pudimos rezar en los lugares santos sin problema, fue un lindo regalo de Dios. Al salir, cerca de las 8:10 p.m. recordamos que el Padre Jaime nos había platicado sobre el ritual de cierre del lugar y quisimos quedarnos. Como no habíamos cenado, compramos unos bocadillos rápidos, unos refrescos y nos sentamos en la plaza de la entrada para esperar la hora. Estuvimos ahí, junto con unas 10 personas más, cerca de media hora.
4. ¡Era el padre de la familia musulmana!
Justo había llegado a cerrar la Basílica, tenía en sus manos las valiosas llaves del sagrado lugar. Cuando lo reconocimos, ¡nos emocionamos profundamente! Él se ofreció a tomarnos la foto y ante nuestra emoción, se ofreció a tomarse una foto con nosotros después de cerrar el recinto.
A punto de ser las nueve de la noche, nos acercamos a las puertas y vimos el ritual en primera fila. Al final, el joven padre de familia cumplió su promesa. Nos tomamos una foto con la persona que día a día se encarga de abrir y cerrar el lugar más sagrado del cristianismo, y ¡fue una enorme bendición!
Te comparto este corto pero significativo momento en el que pudimos presenciar cómo se cierran las puertas del Santo Sepulcro.
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