La historia de Marie Heurtin’ y la entrega en el Cottolengo
(Cinemanet) “Ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”, 14 palabras de Jesús que lo sacuden todo. Tal vez suena difícil, pero basta mirar alrededor para encontrar personas que encarnan este ideal. Hoy hablamos de ellas: una ficticia -la protagonista de La historia de Marie Heurtin –y muchas reales -todos los voluntarios y voluntarias del Cottolengo del padre Alegre-.
La historia de Marie Heurtin
¿Dónde puedo verla? Puedes ver esta película online en Youtube, en Filmin o encontrarla en DVD.
Inspirada en un caso real, La historia de Marie Heurtin sigue a una joven sorda, muda y ciega a quien sus padres no han logrado tratar. Desesperados tras haber intentado todo lo que buenamente podían, la llevan a un convento de la congregación de las Hijas de la Sabiduría, unas monjas célebres por su atención a niñas discapacitadas y sordomudas.
Marie es, sin embargo, más difícil de lo habitual, y se comporta como una pequeña salvaje. A los ojos del mundo, un caso perdido. No obstante, una monja -la hermana Marguerite- decide hacerse cargo de ella y, con mucha paciencia y dedicación, hallar un camino para ayudarla a expresarse.
Dado que Marie no puede contar con tres de sus sentidos, el tacto adquiere un papel fundamental, y así lo entiende Marguerite. La hermana busca enseñar a Marie a comunicarse, a relacionarse y, por tanto, a ser más capaz de amar y ser amada. El trabajo, agotador, no sólo se hace con signos sino, sobre todo, con el corazón: es una actitud de generosidad total más allá de las limitaciones.
(Comentario realizado a partir del análisis que hace de la película Juan Jesús de Cozar: puedes leer el texto completo aquí)
El Cottolengo, con los descartados del mundo
El caso de Marie Heurtin es tan extremo que parece que solo puede ser posible en una película, pero en los Cottolengos conviven día a día con esta situación. Estos centros reciben el nombre por su fundador, San José Benito Cottolengo (1786-1842), un sacerdote que inauguró en Turín, en 1832, la primera Casa de la Misericordia para atención a personas con discapacidad psíquica y física severas.
Desde entonces, Cottolengo es sinónimo de entrega, generosidad y misericordia. Las dos condiciones para aceptar a una persona en el seno de estas casas es que esté sufriendo una enfermedad crónica e incurable, y que no tenga recursos para poder ser atendido en una residencia u otro centro.
En España, la persona que fundó el primer Cottolengo fue el padre Jacinto Alegre (1874-1930), y hoy en día existen casas en Barcelona, Valencia, Madrid, Santiago de Compostela, Fragosa y Alicante, siempre sostenidos económicamente por la providencia. El amor por el prójimo se encarna en una atención diaria e incansable hacia aquellos que -como Marie- son descartados a ojos del mundo.
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