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La devoción de la Divina Misericordia en nuestras vidas

La devoción de la Divina Misericordia en nuestras vidas

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(Mater Mundi TV) En los escritos de Santa Faustina Kowalska se encuentran más ideas sobre la Divina Misericordia, que pueden ser útiles para nuestro vivir diario.

La Hora de la Misericordia

La Hora de la misericordia son las tres de la tarde, la hora cuando Jesús murió, su costado fue abierto y brotaron los rayos de sangre y agua de su Corazón. Es el momento más propicio para pedir las gracias que más necesitamos, nosotros y el mundo entero.

Con este motivo, Jesús le dijo a la Santa:

(D. 1320) “A las tres, implora mi misericordia, en especial para los pecadores. Y aunque sólo sea por un brevísimo momento, sumérgete en mi Pasión, especialmente en mi abandono en el momento de mi agonía.  Ésta es la hora de la gran misericordia para el mundo entero.  Te permitiré penetrar en mi tristeza mortal.  En esta hora nada le será negado al alma que lo pida por los méritos de mi Pasión”.

 

La imagen de Jesús Misericordioso

Como representación visual de la Misericordia que fluye de sus llagas, los dos rayos salen de su corazón invisible.

La santa explica de esta manera la promesa de Jesús:

“(Jesús me dijo) Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma: Jesús en Ti confío. Deseo que esta imagen sea venerada…” (D. 47). “Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá. También le prometo, aquí en la tierra, la victoria sobre sus enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerte. Yo mismo la defenderé como a mi gloria” (D. 48). “A través de esta imagen concederé muchas gracias a las almas; ella ha de recordar a los hombres las exigencias de mi misericordia” (D. 742)

 

La fiesta litúrgica

Santa Faustina escribe, dictada por Jesús: “Deseo que haya una fiesta de la Misericordia” (D. 49) “La Fiesta de la Misericordia ha salido de Mis entrañas. Deseo que se celebre solemnemente el primer domingo después de Pascua.  La humanidad no conocerá paz hasta que no se dirija a la Fuente de Mi misericordia… Quien se acerque ese día a la Fuente de Vida, recibirá el perdón total de las culpas y de las penas (D. 300 y 699)”.

En efecto, esta fiesta fue instituida el 30 de abril de 2000 por San Juan Pablo II.

 

Oración… y también OBRAS

Hay dos actitudes de toda persona respecto a la Divina Misericordia.

-Una es personal, con Dios: la CONFIANZA.

-Otra es hacia los demás: La Misericordia con el prójimo.

 

Jesús dice respecto a esto:

“Te doy tres formas de ejercer misericordia con el prójimo: La primera – la acción, la segunda – la palabra, la tercera – la oración.  En estas tres formas está contenida la plenitud de la misericordia, y es el testimonio irrefutable del amor hacia Mí.

De este modo el alma alaba y adora mi misericordia… (El cuadro) ha de recordar a los hombres las exigencias de mi misericordia, porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil.  (D. 742)

Y la santa dice: “Oh Jesús, comprendo que tu misericordia va mas allá de la imaginación y por tanto te suplico que hagas mi corazón tan grande que pueda contener las necesidades de todas las almas que viven sobre toda la faz de la tierra.  Oh Jesús, mi amor se extiende mas allá, hasta las almas que sufren en el purgatorio y quiero expresar mi misericordia hacia ellas mediante las plegarias que tienen las indulgencias… Oh Jesús, haz mi corazón sensible a todos los sufrimientos de mi prójimo, sean de cuerpo de del alma.  Oh Jesús mío, sé que Te comportas con nosotros como nosotros nos comportamos con el prójimo” (D. 692)

 

Que nosotros podamos en este tiempo, no solo disfrutar de la Misericordia divina, sino también imitarla y pasar haciendo el bien.

 

“Oh Jesús mío, haz mi corazón semejante a Tu corazón misericordioso.  Jesús, ayúdame a pasar por la vida haciendo el bien a todo el mundo”

 

 

 

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