Los mártires de Argelia son un “ejemplo de amor puro y desinteresado”
Los futuros beatos son los monjes Christian de Chergé, Luc Dochier, Christophe Lebreton, Michel Fleury, Bruno Lemarchand, Célestin Ringeard y Paul Favre-Miville. Ellos serán beatificados junto a otros 12 mártires asesinados en Argelia a fines del siglo XX.
Estos monjes, que serán beatificados el próximo 8 de diciembre en el Santuario de Notre-Dame de Santa Cruz en Oran (Argelia), son un “ejemplo de amor puro y desinteresado”, aseguró el Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, Cardenal Angelo Becciu, durante la presentación del libro.
Además, el Cardenal Becciu dijo en una entrevista a Vatican News que esperan que con la próxima ceremonia de beatificación “toda la comunidad cristiana se sienta reforzada” y que los fieles aprendan de estos mártires “la capacidad de ser luz para todos los que les rodean”.
“La santidad -dijo el Purpurado- es el fruto de un camino, es la consecuencia de tu vivir, siendo fiel a la misión de Dios”, y agregó que “el proyecto fundamental para cada uno de nosotros es ser amor… amar a Dios y amar a los hermanos”, por lo que es necesario vivir “con un corazón puro, con un corazón donado hacia los demás” y de este modo, “se construye la santidad, sin darte cuenta”.
El volumen presentado el pasado 19 de noviembre fue escrito por el postulador de la causa de canonización de los mártires de Argelia, P. Thomas Georgeon, junto al director del departamento de comunicación de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén, François Vayne, quien conoció a los monjes durante su adolescencia.
Vayne afirmó que la vida de los futuros beatos estaba como irrigada por la oración, “que daba fuerza a su servicio, a la acogida, a la escucha”. Explicó que durante los años de la guerra civil en Argelia “la sangre cristiana y la sangre musulmana se mezclaron haciendo crecer nuestra fraternidad”.
En ese sentido, aseguró que los siete monjes trapenses dan “un mensaje de esperanza y de paz no solo para Argelia, sino para todo el mundo”.
El Monasterio de Nuestra Señora del Atlas, fundado en 1938 en la localidad argelina de Tibhirine, fue escenario de uno de los episodios más sangrientos de la guerra civil argelina en la década de 1990.
Los grupos terroristas islamistas habían emprendido una campaña contra los extranjeros, especialmente contra los de nacionalidad francesa, y los lugares cristianos estuvieron entre sus objetivos.
Sin embargo, los ocho monjes trapenses del monasterio de Tibhirine decidieron quedarse debido al fuerte vínculo que tenían con la población musulmana local, a la que ofrecían un importante servicio médico.
En la noche del 26 al 27 de marzo de 1996, terroristas del Grupo Islámico Armado (GIA) asaltaron el monasterio y secuestraron a siete de los nueve monjes –uno había llegado de visita- que había en ese momento. Todos de nacionalidad francesa.
Las negociaciones para intercambiar a los monjes por prisioneros del GIA no funcionaron y el 21 de mayo de 1996 los terroristas anunciaron que habían decapitado a los siete monjes. Sus cabezas aparecieron el 30 de mayo, pero sus cuerpos no se encontraron nunca.
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