Las vacaciones no son pretexto para la irresponsabilidad, advierte el Vaticano
(ACI).- La Santa Sede ha presentado el mensaje para la Jornada Mundial del Turismo que como cada año se celebrará el próximo 27 de septiembre, y que por vez primera ha sido publicado por el nuevo Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, cuyo Prefecto es el Cardenal Peter Turkson.
“El tiempo de vacaciones no puede ser, de hecho, pretexto ni para la irresponsabilidad ni para la explotación: es más, éste es un tiempo noble, en el que cada uno puede enriquecer su propia vida y la de los demás”, dice el texto firmado por el Cardenal Turkson.
En esta ocasión la Jornada se celebrará bajo el título “El turismo sostenible como instrumento de desarrollo” y el Vaticano recuerda que el último Barómetro de la Organización Mundial del Turismo, referido a 2016, “asciende a unos 1.235 millones el número de llegadas turísticas internacionales”.
“El turismo puede ser un instrumento importante para el crecimiento y para la lucha contra la pobreza”, asegura el Cardenal Turkson.
El documento también recuerda la enseñanza de la doctrina social de la Iglesia a este respecto: “el auténtico desarrollo ‘no se reduce al simple crecimiento económico’”.
“Éste, de hecho, para ser auténtico debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre, como pone de manifiesto la Carta encíclica Populorum progressio.
La Organización Mundial del Turismo “ha aplicado estas ideas para promover el ‘turismo sostenible’”. “Esto significa que debe ser responsable, no destructivo ni perjudicial para el ambiente ni para el contexto sociocultural sobre el que incide, particularmente respetuoso con las poblaciones y su patrimonio, orientado a la salvaguardia de la dignidad personal y de los derechos laborales, al tiempo que atento a las personas más desfavorecidas y vulnerables”.
En línea con lo que dice el Papa Francisco, el mensaje indica que “los cristianos queremos ofrecer nuestra contribución para que el turismo pueda ayudar al desarrollo de los pueblos, especialmente de los más desfavorecidos”.
“Ponemos al centro la persona humana; respetamos la dignidad de cada uno y la interacción relacional entre los hombres; compartimos el principio del destino común de la familia humana y el destino universal de los bienes de la tierra. El ser humano no actúa, por tanto, como dueño, sino como ‘administrador responsable’”.
Por último, desde la Santa Sede se propone un “turismo con rostro humano”, que se puede concretar “en proyectos de ‘turismo de comunidad’, ‘de cooperación’, ‘de solidaridad’, así como en la valoración de su importante patrimonio artístico, que es un auténtico ‘camino de la belleza’”.
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