Luchemos contra la corrupción que se adueña de la sociedad y de la Iglesia, pide el Papa
(ACI).- El Papa Francisco afirmó que la corrupción se encuentra en el origen de las principales violaciones contra los derechos humanos y la dignidad de las personas, y realizó un llamado a la unidad para combatirla, pues incluso se ha introducido en la Iglesia en forma de “mundanidad espiritual”.
El Santo Padre realizó esta valoración en la introducción del libro-entrevista del Cardenal Peter Turkson titulado “Corrosión”.
En la introducción, Francisco señaló que la corrupción se encuentra en el origen de la explotación y tráfico de personas, de la falta de desarrollo, del tráfico de armas y drogas, de la injusticia social, del desempleo, de la esclavitud y de la degradación del medio ambiente.
“La corrupción es el arma y el lenguaje más común de las mafias y de las organizaciones criminales del mundo”, aseguró.
En este sentido, también dijo que “la corrupción sustituye el bien común por un interés particular que contamina toda perspectiva general”. La corrupción “nace del corazón corrupto y es la peor plaga social porque genera gravísimos problemas y crímenes que afectan a todos”.
Además, exhortó a permanecer vigilantes ante posibles actitudes corruptas, ya que “estamos muy expuestos a la tentación de la corrupción, incluso cuando pensamos que la hemos derrotado”.
Explicó que la corrupción se produce cuando se rompe la triple relación del hombre con Dios, el prójimo y la creación. “Cuando el hombre respeta las exigencias de estas relaciones es honesto, asume la responsabilidad con rectitud de corazón y trabaja por el bien común. Cuando, por el contrario, cae, se corrompe, esas relaciones se quiebran. Por lo tanto, la corrupción expresa, en general, la vida desordenada del hombre caído”.
“El corrupto asume la actitud triunfalista del que se siente más inteligente y más astuto que los otros. Sin embargo, la persona corrupta no se da cuenta de que se está construyendo su propia cárcel. Un pecador puede pedir perdón, un corrupto se olvida de pedirlo”.
El Papa advirtió también que la corrupción de la Iglesia “es la mundanidad espiritual, la tibieza, la hipocresía, el triunfalismo, el hacer prevalecer solo el espíritu del mundo sobre nuestra vida, el sentimiento de indiferencia”.
“Es con ese conocimiento con el que nosotros, hombres y mujeres de Iglesia, podemos acompañarnos a nosotros mismos y a la humanidad sufriente, sobre todo a aquella que permanece oprimida por las consecuencias criminales y el degrado generado por la corrupción”.
Ante esa corrupción, que parece generalizada en la sociedad, el Pontífice realizó un llamado a la unidad. “Debemos hablar de corrupción, denunciar los males, comprenderla, mostrar la voluntad de hacer valer la misericordia sobre la mezquindad, la curiosidad y la creatividad sobre el cansancio resignado, la belleza sobre la nada”.
“Nosotros, cristianos y no cristianos, somos como copos de nieve que si se unen pueden formar una avalancha: un movimiento fuerte y constructivo. He aquí el nuevo humanismo, ese renacimiento, esa re-creación contra la corrupción que podemos realizar con audacia profética”.
“Debemos trabajar todos juntos, cristianos y no cristianos, personas de todas las creencias y no creyentes, para combatir esta forma de blasfemia, ese cáncer que se lleva nuestras vidas. Es urgente tomar conciencia, y para eso, necesitamos educación y cultura misericordiosa, necesitamos cooperación por parte de todos en función de las posibilidades de cada uno, y los propios talentos, la propia creatividad”, concluyó.
(72)